La aparición de nuevas drogas sintéticas reduce un 20% el consumo de cannabis entre los adolescentes
Las autoridades sanitarias observan una «transformación en los patrones de conducta» y alertan sobre la proliferación de los cannabinoides sintéticos
La proliferación de nuevas sustancias sintéticas, junto con una «transformación» de las tendencias de consumo están cambiando el tablero de juego y han provocado una ... caída del consumo de cannabis entre los adolescentes vascos. Su uso se ha reducido por cuarto año consecutivo y la prevalencia entre los más jóvenes ha caído un 20% en seis años. Si en 2018, el 23,8% de los alumnos de secundaria afirmaban haber consumido cannabis en el último mes, actualmente, lo hacen el 19,3% de los jóvenes entre 14 y 18 años, según revela la 'Monografía sobre cannabis 2025: consumo y consecuencias', presentado por el Ministerio de Sanidad. En el conjunto del Estado se repite esta misma tendencia decreciente, y en las últimas dos décadas el consumo ha caído un 40% en los adolescentes.
La «transformación en los patrones de conducta y en la percepción del riesgo entre la juventud, posiblemente vinculada a campañas de prevención, cambios en el entorno social y una mayor concienciación sobre los efectos adversos del cannabis», también podrían estar detrás de esta bajada.
No obstante, el cannabis es la droga ilegal más consumida entre la juventud vasca, y Euskadi, la comunidad autónoma del Estado donde más alumnos la consumen de forma habitual. Los últimos datos disponibles del informe del Ministerio de Sanidad dentro de la encuesta Estudes –que se realiza de forma bienal en España desde 1994 y recopila las respuestas procedentes de 1.184 alumnos vascos de 28 centros escolares del País Vasco– revelan que uno de cada cinco estudiantes vascos admite haber consumido cannabis en los últimos 30 días, lo que sitúa a Euskadi como la comunidad autónoma donde más consumo frecuente se hace de esta droga ilegal entre los alumnos de secundaria por delante de Baleares (19%) o Galicia (18,5%). Su prevalencia escala al 24% de los estudiantes que admite haberse fumado un porro en el último año y hasta el 28,7% de quienes admiten haberlo hecho alguna vez en su vida –la edad media de inicio se sitúa en los 14,9 años–; es decir, dos de cada siete. Son dos puntos más que la media estatal, lo que refleja una realidad que va más allá del tonteo con las drogas para algunos adolescentes.
Las golosinas o 'snacks' de cannabis y los líquidos para cigarrrillos electrónicos, las nuevas modalidades de consumo
La alta accesibilidad para adquirir el cannabis entorpece su control. La mayoría de los chavales encuestados asegura obtenerlo a través de familiares, amigos, conocidos o 'camellos'. Las zonas de ocio, las tiendas especializadas, las plantaciones propias o los clubes cannábicos son otras vías por donde los adolescentes se mueven para conseguirlo sin demasiadas complicaciones.
Cambio
Si se atiende a la evolución, los datos reflejan una senda decreciente y muy alejada de las cifras de prevalencia que se alcanzaron en 2008 por parte de este grupo de población:uno de cada tres alumnos vascos de entre 14 y 18 años había consumido cannabis en los últimos 30 días y casi la mitad (el 43%) había consumido en el último año, porcentaje que se reduce al 24% actual. Ahora bien, ¿qué hay detrás de esta bajada?
La «rápida aparición y variabilidad química» de los cannabinoides sintéticos dificultan su detección y control
Los autores del informe citan «la influencia de factores socioculturales, como la aparición de nuevas sustancias psicoactivas o el desplazamiento hacia productos percibidos como menos nocivos, que podrían estar reconfigurando las tendencias de consumo en este grupo de edad» y advierten de las nuevas modalidades de consumo –como comestibles tipo golosinas o snacks y los líquidos para cigarrillos electrónicos (e-líquidos)– y la proliferación de cannabinoides sintéticos, un grupo de sustancias que simulan los efectos del tetrahidrocannabinol (THC), la principal sustancia responsable de los efectos psicoactivos más importantes del cannabis. Empezaron a aparecer en Europa a mediados de la década del año 2000, vendiéndose como sustitutos 'legales' del cannabis.
En este sentido, son considerados, en principio, NSP (nuevas sustancias psicoactivas), y como tal se mantienen en vigilancia a nivel nacional e internacional a través de los sistemas de alerta temprana. Más adelante, si se constata una circulación continuada y unos riesgos potenciales importantes, se realiza una evaluación de la situación y en función de los resultados se puede proponer su inclusión en la lista de sustancias fiscalizadas.
La mayoría de jóvenes consiguen el cannabis a través de amigos, conocidos, familiares o 'camellos'
Sin embargo, su «rápida aparición y variabilidad química» dificultan su detección, control y evaluación de riesgos ya que «cuando un cannabinoide sintético es, o está a punto de ser controlado legalmente, los fabricantes tienen una o varias sustancias de sustitución preparadas para la venta», destaca el informe.
Por otro lado, el análisis realizado por el Ministerio alerta de que la potencia del cannabis que se consume ha aumentado «significativamente» en las últimas décadas y presenta concentraciones más altas de tetrahidrocannabinol, el principal compuesto psicoactivo de esta droga, conocido como THC, en los productos decomisados, «lo que implica mayores riesgos para la salud». De hecho, en las muestras analizadas, el THC alcanzó el 29% en hachís y el 12,6% en hierba, «cifras muy superiores» a las registradas en décadas anteriores.
La potencia del cannabis que se consume ha aumentado de forma «significativa», con altas concentraciones de THC
Esta mayor potencia está vinculada a un aumento en los riesgos de trastornos mentales, problemas cardiovasculares y dependencia. Y es que a pesar de la percepción popular de que el cannabis no es adictivo, «una proporción de los consumidores desarrolla dependencia», que se manifiesta a través de «tolerancia, abstinencia y búsqueda compulsiva de la sustancia».
Impacto
No es una droga banal. Es lo que vienen alertando las autoridades sanitarias sobre todo entre la población joven al estar su cerebro aún en desarrollo. El consumo de riesgo de cannabis afecta a un 7% de los jóvenes de 15 a 21 años, según los datos recogidos en la última 'Encuesta sobre adicciones de Euskadi'.
23,8%
de los alumnos vascos entre 14 y 18 años afirmaban en 2018 haber consumido cannabis en el último mes
El monográfico elaborado por el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones también analiza el impacto sanitario y social del cannabis, que representa «una importante carga para el sistema sanitario». En 2022, estuvo presente en el 46,2% de los episodios de urgencias hospitalarias por consumo de sustancias psicoactivas. Asimismo, fue responsable del 27,4% de las admisiones a tratamiento por drogodependencias, siendo la segunda sustancia tras la cocaína y entre los menores de 18 años, el 93,5% de quienes inician tratamiento por drogas ilegales lo hacen por consumo de cannabis.
Más allá de las repercusiones individuales, los autores del informe destacan las «importantes consecuencias» del consumo en el ámbito de la seguridad vial, ya que el cannabis es la sustancia ilegal más frecuentemente detectada en conductores involucrados en accidentes de tráfico.
14,9
es la edad media de inicio en el cannabis se sitúa en los 14,9 años en Euskadi, al igual que la media estatal
Por otro lado, si se atiende por grupos de edad, el descenso de consumo entre los adolescentes de 14 a 18 años contrasta con el de la población adulta, que se mantiene «estable». En el grupo de edad entre 15 y 64 años, el 12% declara haber consumido cannabis en el último mes, una proporción que se ha mantenido en valores similares en los últimos años.
El cannabis que se fuma hoy es tres veces más potente
La marihuana que se fuma hoy no es como la de hace 20 años. El nivel de THC determina la fuerza de los efectos psicoactivos que produce y la cantidad de esta sustancia se ha ido incrementando los últimos años, hasta disparar su potencia. Según expone el informe del Ministerio de Sanidad, en base a los datos del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), en las muestras incautadas se ha evidenciado el aumento de este compuesto y si entre 2002 y 2014 la concentración de THC de la resina de hachís se mantuvo en torno al 10-15% en los años 2021 a 2023, la concentración de este compuesto se situó en torno al 30%. En el caso de la concentración de THC en la marihuana, fue en aumento desde 2002 hasta 2011, fecha en la que se estabilizó en torno al 10-13% y la mayor concentración, 13,6%, se registró en 2019 y 2021.
Dadas las mayores concentraciones de THC, el cannabis de alta potencia produce «efectos más intensos» y su consumo se correlaciona con una mayor probabilidad de desarrollar un trastorno», señala el documento.
Al analizar la evolución del precio del cannabis en el mercado ilícito a medio plazo, se observa una tendencia al alza del precio medio del gramo de la resina de hachís, pasando de los 3,87 euros en el año 2000 a los 6,7 euros en 2023.
Esto mismo ha ocurrido también en el caso de la marihuana que ha pasado de 2,49 euros de media a 6,42 euros.
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