«Los monitores iban desnudos y se duchaban con nuestras hijas e hijos en el campamento»
La Ertzaintza investiga el «infierno» que vivieron decenas de chicos y chicas vascos de entre 13 y 15 años en un udaleku de Bernedo, en Álava
David S. Olabarri
San Sebastián
Jueves, 25 de septiembre 2025, 02:00
María se enteró de lo que le había pasado a su hija en el momento en que bajó del autobús el pasado 23 de agosto. ... Irune (también nombre ficticio) lo supo cuando, varios días después de que terminase el campamento de Bernedo (Álava), llegó la carta de su hija de 15 años. Al escucharlas se les encendieron las alarmas. Como ellas, muchas otras familias vascas no tenían ni idea de lo que había ocurrido durante los 15 días del campamento organizado por Sarrea euskal udaleku elkartea.
En todos los casos, el resumen que les hicieron las chicas a sus madres fue el siguiente: los monitores obligaban a los niños y niñas (de entre 13 y 15 años) a ducharse juntos con el argumento de que si alguien no se identificaba con esos géneros podía sentirse «categorizade». También les explicaron que los monitores y monitoras se duchaban con ellos y que, a menudo, muchos de los cuidadores se paseaban con sus miembros sexuales al descubierto. Una de las niñas explicó también a sus padres que los espejos estaban inutilizados para que los niños no se arreglasen y que en uno de ellos había dibujado una mujer con las piernas abiertas junto a la frase «on egin». Otra madre también denunció un caso de acoso sexual hacia su hija por parte de otro chaval en el que «tampoco se hizo nada».
«Nadie nos advirtió de nada de las duchas mixtas. Y algunas de las niñas han salido traumatizadas. Alguna ha tenido que recibir atención psicológica y otras no quieren saber nada de ningún campamento de verano nunca más», explica una madre.
Varias familias –que primero hablaron con 'elcomun.es'– se han puesto en contacto con este periódico para denunciar lo ocurrido. Son las madres de niñas vizcaínas, guipuzcoanas y alavesas que han unido fuerzas para denunciar lo que ha ocurrido este verano en Bernedo con un objetivo fundamental. «Que se sepa lo que ha pasado para que no vuelva a pasar», coinciden.
Decidieron hacer público lo ocurrido después de recibir los portazos de la propia asociación y de las instituciones vascas. Básicamente, «nadie se responsabiliza» de lo ocurrido.
El Ayuntamiento de Bernedo confirmó a este periódico que han puesto el asunto en manos de la Ertzaintza dada su «gravedad» para que investigue si hay «delitos» en la actuación de los responsables del campamento. Los mismos medios insistieron en que se trata de una asociación privada –sobre la que el consistorio no tiene «competencias»– que lleva años desarrollando su actividad en la localidad. En este sentido, apuntaron que, al parecer, los problemas han empezado a producirse con uno de los grupos de monitores del udaleku.
Por su parte, el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco y la Diputación de Álava también afirmaron que no conceden subvenciones a la entidad e insistieron en que no son suyas las competencias sobre el control de las actividades de esta asociación que trabaja con menores. Las familias pagaban 375 euros por 15 días de campamento, por lo que tienen claro que alguna subvención debían estar recibiendo.
Este periódico trató ayer de ponerse en contacto con la asociación por teléfono y correo electrónico, pero no obtuvo respuesta. En todo caso, ante las protestas de una de las madres por los baños mixtos, los monitores le dijeron que no creen «en la división por géneros», sino «en una educación feminista e igualitaria que no deja fuera a varios cuerpos e identidades». «Es por ello que en las duchas y habitaciones aplicamos la misma filosofía», apuntan.
Aseguran que no obligan a desnudarse –algo que desmienten las niñas–, pero admiten que les «proponen quitarse los bañadores» como medida «para garantizar una mayor higiene». Además, le dicen a esta madre que hacen un esfuerzo «para que les jóvenes (sic) puedan vivir su propia desnudez y su cuerpo (la menstruación por ejemplo) con naturalidad y tranquilidad». «Tanto cocineres como monitores trabajamos como voluntaries y con un gran compromiso (sic)», subrayan.
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