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M. R. E.
Domingo, 12 de enero 2025, 00:01
En el último lustro, las personas que profesan el Islam en Gipuzkoa han pasado de 17.982 a 30.057. Casi un 70% más en apenas cinco años. Este aumento ha aupado al islamismo a convertirse en la primera religión minoritaria del territorio, aventajando en ... una gran cantidad de creyentes a ortodoxos o evangélicos. Este incremento se ha dado paralelamente con la apertura de centros de culto. En los últimos diez años se han abierto once nuevas mezquitas en Gipuzkoa. Eibar tiene cuatro, y una de ellas es la Mezquita Arrahma, ubicada en la calle Jardiñeta.Fundada en 1982, es la primera que abrió sus puertas en Euskadi. El Mamoun Srassi es uno de los responsables del centro desde su apertura. «Cuando abrimos el local, apenas entraban 30 personas. Ahora, después de ampliaciones y cambios de sitio, llegamos a juntarnos 200 musulmanes», relata.
«El número de fieles que acude ha aumentado mucho en los últimos años. Hemos tenido que abrir otra mezquita más grande cerca de esta para acogerlos a todos», revela. De los más de 27.000 habitantes de Eibar, casi 2.000 son musulmanes. Más de un 7% de la población armera. No obstante, la mezquita acoge musulmanes de todos los lugares. «Esta es una mezquita sin fronteras, no hace falta pasaporte. Viene gente de más sitios, no solo de Eibar».La Mezquita Arrahma, un «sitio de paz», como la define El Mamoun, ejerce varias labores. «Es un sitio de culto donde cada uno hace su oración. También leemos el Corán y ofrecemos enseñanza a los niños. Solemos dar charlas educativas para aconsejar a los más pequeños». Es un espacio de vital importancia para los musulmanes. «Si un musulmán no tiene oración, no cumple con su deber. La religión es paz para nosotros».
Nordin Ghacham, eibartarra de 38 años, lleva «toda la vida» acudiendo a la Mezquita Arrahma. «Soy nacido aquí, mi padre fue uno de los fundadores y he venido a la mezquita desde que era pequeño. Venía a estudiar, a leer el Corán o a rezar», recuerda. «Es un espacio que me aporta mucho espiritualmente, me transmite paz. Me ayuda a desconectar de la rutina y nos preparamos para lo que viene en el otro mundo», remarca. Acudir a la mezquita es una costumbre que se hereda por generaciones en su familia. «Mi padre vino en los sesenta y me tuvo a mí, que he venido desde pequeño. Ahora, yo tengo una hija que también viene. Se nota que se transmite entre generaciones porque se ve cada vez más gente. Hemos tenido que irnos a otro local más grande».
Ante el aumento considerable en el número de musulmanes, varios municipios guipuzcoanos han tomado medidas para facilitar la convivencia entre religiones. Ordizia, Tolosa, Elgoibar y Donostia habilitarán una zona en sus cementerios para ritos musulmanes. El plan se presentó en 2022, pero todavía no se ha llevado a cabo. El Mamoun Srassi se muestra crítico. «La realidad es que necesitamos un cementerio propio. Cada religión tiene que tener su sitio. Estamos luchando para conseguir un cementerio para musulmanes».
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