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M. R. E.
Domingo, 12 de enero 2025, 00:01
La ermita de la Virgen de la Uba fue construida hace varios siglos en el corazón de Ametzagaina, en Martutene, pero desde hace 15 años ... tiene una función distinta. En 2009 fue cedida a la comunidad ortodoxa rumana en un acuerdo entre el entonces obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, y el de la Iglesia Ortodoxa de Rumanía, Timotei Felician Lauran. Hoy, iglesia ortodoxa y católica comparten templo en plena armonía.
Marian Marescu nos recibe en el Día Nacional de Rumanía. El sacerdote rumano de la ermita recoge los utensilios utilizados en la ceremonia, en la que han participado decenas de feligreses venidos de todas las partes de Gipuzkoa. «Aquí vienen rumanos de Beasain, Ordizia, Billabona o Lazkao. De toda Gipuzkoa, e incluso algunos de Francia. Hoy hemos tenido gente que ha venido desde Pau, que está a 160 kilómetros», se felicita. El religioso define la cesión de este espacio como «una obra maravillosa». «Sin esta iglesia no podríamos hacer nada de lo que organizamos. Todos los que acudimos estamos muy agradecidos a las instituciones».
Explica que «para nosotros es muy importante mantener una identidad como comunidad. Aunque la mayoría estén integrados aquí y hablen euskera perfectamente, queremos mantener el espíritu rumano». La ermita tiene una escuela parroquial en la que se ofrece educación a muchos niños rumanos residentes en Gipuzkoa. «Intentamos mantener un nivel básico del idioma rumano, y aprendemos religión, historia y geografía del Este de Europa», detalla el sacerdote.Todos los domingos, gran parte de la comunidad rumana de Gipuzkoa se reúne en la ermita de la Virgen de Uba. «Es fantástico, es un momento para olvidar toda la presión que supone la integración y rezar frente a Dios para que nos ayude». Desde que hace 15 años la ermita se habilitó para ofrecer liturgia ortodoxa, Marescu ha percibido un aumento en la cantidad de feligreses que la frecuentan. «En la primera misa, celebrada en junio de 2010, éramos 40. Ahora normalmente solemos ser 150 y en la noche de Pascua nos juntamos hasta 600».
La iglesia ortodoxa es la tercera religión minoritaria con mayor número de creyentes en Euskadi, sólo por detrás de musulmanes y evangélicos. En total, 21.048 personas profesan esta religión, un 1% de la población vasca. Este credo, practicado mayoritariamente en el Este de Europa, ha ido expandiéndose por todo el continente hasta contar con comunidades en muchos países. En España, el número de ortodoxos asciende hasta el millón y medio. «Somos cada vez más y es muy importante para nosotros juntarnos en espacios como este», asegura el sacerdote.
En una de las bancadas de la ermita, María, Livia, Dumitrita y Valeria charlan mientras el coro parroquial inicia sus ensayos. María vive en Andoain, Livia en Donostia y Dumitrita y Valeria en Lasarte. «Venimos desde varios lugares», presenta María. «Para nosotros es muy importante juntarnos aquí, es fantástico tener un lugar de reunión para sentirnos en comunión. Un país sin religión es un país perdido», aseguran. «Además, es muy importante que a nuestros hijos no se les olvide de dónde vienen», destacan con orgullo.Las cuatro feligresas explican la ceremonia que acaban de celebrar. Es el rito tradicional en el Día Nacional de Rumanía. «Una veintena de niños forma un coro y cantan todos juntos el himno nacional. El canto habla sobre los héroes del país, su historia y otros temas tradicionales de Rumanía. Es importante y formativo que nuestros niños aprendan. Es un momento emocionante para todos», rematan.
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