Francia se enfrenta a la conquista de sus empresas a manos de China: de la preocupación por Fnac al desembarco tortuoso de Shein
La llegada de los gigantes chinos al comercio francés agita al país galo tras los últimos movimientos de Shein y JD.com
La preocupación por la creciente entrada de actores chinos en el comercio francés vuelve a agitar al país galo. Mientras la polémica por el desembarco físico de Shein en los grandes almacenes BHV aún sacude el sector, otro movimiento inquieta al instituciones ante la incipiente posibilidad de que el gigante chino del comercio electrónico JD.com entre en el accionariado y propiedad de Fnac-Darty, uno de los buques insignia de la distribución francesa que actualmente opera en hasta treces países europeos con alrededor de 1.500 tiendas.
El escenario se ha activado a raíz de la reciente adquisición por parte de JD.com de la alemana Ceconomy, propietaria de MediaMarkt, grupo que controla unas mil tiendas en once países europeos y posee un 22% del capital de Fnac-Darty. La operación situaría a Jingdong —nombre completo de JD.com y tercer mayor operador de comercio electrónico de China— como segundo accionista del minorista francés, solo por detrás del magnate checo Daniel Kretinsk.
Francia vigila la compra de sus compañías por empresas chinas
En el Ministerio de Economía del país galo la preocupación es evidente y han exigido a JD.com explicaciones formales sobre sus intenciones subrayando que el grupo aún no ha iniciado el procedimiento obligatorio para incrementar su participación. «No es un escenario inminente, pero merece la máxima atención», recogen medios del país vecino sobre este posible movimiento, que llega en un momento de fuerte sensibilidad política, económica y social provocada por la llegada de Shein en forma física al corazón de París.
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Un desembarco que ha evidenciado el choque entre modelos comerciales, tensado alianzas históricas y reabierto el debate sobre la dependencia del comercio francés respecto a grupos extranjeros.
Todo ello, a partir de la inauguración el pasado 5 de noviembre de una tienda de 1.200 m² de Shein en la planta superior de los grandes almacenes BHV Rivoli, que ha marcado un punto de inflexión al tornarse la apertura en una montaña rusa de contratiempos para la marca de fast-fashion china y especialmente para los grandes almacenes centenarios parisinos, que han visto como la llegada del gigante de moda asiático ha provocado la salida masiva de marcas francesas e internacionales de sus tiendas.
Así, en pocas semanas, Dior, Chanel, Guerlain, Lancôme, las firmas del grupo SMCP y decenas de marcas independientes han abandonado sus almacenes por discrepancias éticas e incluso posibles impagos, según recogen diferentes medios de comunicación franceses.
Además, la presión sobre Shein se ha multplicado tras convertirse la plataforma china en objeto de una investigación reforzada por parte de la Dirección General de la Competencia y la Represión del Fraude francés después de detectarse en su marketplace la venta de muñecas sexuales con apariencia infantil y armas.
Un freno social y político a Shein en Francia
El éxodo de estas marcas reconocidas y la pérdida de reputación en torno a este movimiento ha obligado a la propietaria del edificio de los grandes almacenes de BHV a frenar los planes de expansión de Shein en Dijon, Reims, Grenoble, Angers y Limoges, y a suspender su alianza con Galeries Lafayette para centros regionales.
Mientras tanto, alcaldes como Anne Hidalgo en París o Nathalie Koenders en Dijon han señalado públicamente su rechazo a la llegada del gigante chino a lo que se suman nuevas iniciativas regulatorias europeas, como la introducción de tasas a los paquetes de menos de 150 euros, que afectarían de lleno al modelo logístico de Shein.
Las próximas semanas, con la evaluación judicial del catálogo de Shein y los avances en la operación de Jingdong, podrían definir un nuevo capítulo en esta tensa relación entre Francia y los nuevos actores chinos en el panorama del comercio mundial, que tratan de competir a nivel global con gigantes americanos como Amazon a través de la entrada en el accionariado de histórica compañías europeas.