Hay dudas en cuanto a la fecha en la que los humanos llegamos a Australia. Digamos que hace cincuenta mil años. Imagínese que usted fuera ... uno de esos humanos que llega a las costas australianas y que a lo lejos ve un ave de tres metros de altura, seiscientos kilos de peso y que pone huevos del tamaño de un melón. ¿Qué haría usted?
El ave en cuestión desapareció hace unos cuarenta mil años. Su nombre científico es 'Dromornis stirtoni', aunque tiene unos nombres vulgares mucho más sugestivos: pájaro trueno y pato demoníaco.
Durante mucho tiempo se ha pensado que su desaparición fue obra del ser humano. Un reciente artículo en la revista 'The Anatomical Records', con Anusuya Chinsamy como primer autor, nos dice que sí, que los humanos ayudaron a su desaparición, al comerse sus huevos, pero que antes de eso ya tenían un problema: su desarrollo era muy lento. Tardaban quince años en llegar a su madurez sexual, lo que hacía que su adaptación al medio fuese muy sosegada. Su hábitat se estaba secando rápidamente y tenían que adaptarse, pero lo hacían despacio. Había otros competidores que eran mucho más rápidos evolucionando pues llegaban a la madurez sexual mucho antes. Entre ellos había otra ave gigante, también extinta, que podía pesar 240 kg, el 'Genyornis newtoni', que llegaba a la madurez sexual en unos dos años. Otro competidor fue el emú, que sobrevivió hasta hoy, y que llega a la madurez en solo un año.
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