«Estamos nerviosos, no sabemos todavía a qué colegio irá nuestro hijo»

Los contactos entre los representantes de las redes educativas y Educación son «permanentes», según fuentes del propio departamento, después de la reunión que se produjo antes de las vacaciones de Semana Santa, donde responsables del área educativa explicaron cómo se había llevado a cabo el reparto y asignación del alumnado y que ha provocado que algo más de 200 familias vascas no hayan podido tener plaza en el centro que solicitaron de primera opción. De momento no parece que haya prevista ninguna reunión pero todas las partes apelan a la «discreción» cuando se les pregunta sobre si se ha producido algún avance.

Nada más publicarse las listas provisionales de los menores que se incorporan a la vida escolar en el curso 2023/24 el pasado 28 de marzo se produjeron las primeras quejas que se hicieron visibles en muchas localidades en concentraciones y movilizaciones por parte de las familias y centros en los que se han quedado sin sitio para poder matricular a sus hijos. Ikastolen Elkartea y Kristau Eskola comparten el objetivo de los cambios en el proceso de matriculación: poner freno a la segregación, pero ambas pedían que se respetase el número de plazas obtenidas por cada centro y que a partir de ahí se aplicase el índice de vulnerabilidad. Ikastolen Elkartea fue más allá y advirtió de que no iba remitir a otros centros a los alumnos que no hubieran conseguido plaza en sus ikastolas. Los centros de enseñanza religiosa han pedido que se respetara la red elegida por los padres.

El consejero Bildarratz hizo entonces un llamamiento a la «tranquilidad» y aseguró que el 94% de los 11.967 pequeños prematriculados han conseguido plaza en la primera opción escogida por sus familias. Y que solo 240 alumnos han sido recolocados al haber elegido sus familias solo un colegio.

Una de esas familias es G.G. de González de Beasain, que mañana, «en cuanto se pueda, miraremos si han aceptado nuestro recurso o no». Les han adjudicado el centro de su segunda elección, «pero nosotros queremos el de primera, es el que nos gusta y el que se ajusta a nuestra idea de educación para nuestro hijo», comenta. Lo que lamentan es que «ante dudas que nos surgen los profesionales a los que preguntamos no nos pueden decir nada concreto, no nos saben dar respuesta, nos dicen que todo es nuevo y que no lo saben». Además señalan que tienen la sensación de que «el futuro de nuestro hijo se ha echado a suertes, una moneda que te dice entras o no. A ver qué pasa mañana».

Quienes están más tranquilas son las familias del centro concertado Egiluze de Errenteria a quienes les habían adjudicado plaza en otro colegio del municipio ante la escasez de inscripciones en la gela de dos años. Educación ha aceptado su petición de fusionar el aula de dos años con la de tres por lo que todos los inscritos pueden matricularse en su primera opción. En el centro se han mostrado satisfechos y no han querido dar más detalles de cómo se organizará el próximo curso.

«Estamos muy contentos», señala Tania Martín. «Nos lo comunicaron antes de las vacaciones de Semana Santa y la verdad es que ha supuesto un respiro». En su caso, la familia no se había planteado elegir más colegios a la hora de prematricular a su pequeño porque tiene un hermano mayor que ya estudia allí.