Consejos para afrontar con éxito la temida Selectividad
Más de 9.000 estudiantes vascos se enfrentarán esta semana a una prueba que determinará su futuro profesional.
Iban Garbayo
Sábado, 6 de junio 2015, 16:31
Que viene el coco. Más de 9.000 estudiantes vascos se presentarán el próximo 10 de junio a la temida Selectividad. Un examen que marcará su futuro profesional. De la nota que obtengan en ella dependerá que puedan optar o no al grado que ansían. Con la reforma educativa aprobada por el Gobierno central, la prueba desaparecerá en dos años. Hasta entonces, los pasillos de las universidades y centros donde se realizan se volverán a llenar por estas fechas de miles de alumnos en su última etapa escolar correteando nerviosos por los pasillos o llorando en alguna esquina víctimas de la presión. No se descartan tampoco los desmayos. Y es que se juegan mucho.
Para afrontar adecuadamente la Selectividad, además de controlar las respuestas de ansiedad, es necesario realizar una correcta planificación, especialmente si se debe iniciar el estudio con mucha antelación, y seguir una serie de pautas para llegar en plenas condiciones tanto físicas y mentales. Entonces, ¿cómo preparar una prueba que puede decidir tu futuro laboral? ¿Qué reglas conviene seguir para tener más posibilidades de éxito? ¿Qué es lo que no hay que hacer bajo ningún concepto? ¿Es mejor no contestar algo que se desconoce antes que poner una barbaridad? Dos expertos consultados por elcorreo.com ofrecen una serie de consejos a los futuros universitarios.
Trabajo previo
Llegar bien preparado a la Selectividad no es fruto del trabajo de un solo día. "Si la Selectividad está bien planteada y los ejercicios son adecuados, la mejor preparación es la que el alumno ha ido llevando durante el curso. De manera que sus pruebas finales deberían ser un ensayo para estos exámenes", explica José María Romera, catedrático de Lengua y Literatura en Secundaria.
"Para enfrentarse a ella es necesario hacerlo como lo hacemos a cualquier examen: con tranquilidad, sin tensiones, leyendo bien las preguntas para cerciorarse de que las has entendido", apunta Pauli Dávila, presidente de un tribunal y catedrático de Filosofía de la UPV/EHU. "Si se ha seguido un 'planning' en el proceso de preparar los exámenes, es más fácil enfrentarse a este tipo de pruebas", argumenta.
No hay contenidos nuevos. Por tanto, si durante el curso se ha trabajado de forma adecuada, la preparación de la Selectividad sería más bien un repaso a una materia ya conocida. Hay dos opciones: la remota y la próxima.
Preparación remota: Comienza a falta de un largo periodo para el examen, incluso el año anterior. Allí elaboras el plan de estudio con los objetivos que quieres alcanzar durante ese tiempo. Esta modalidad supone que trabajarás durante tu última etapa escolar con calma y luego tendrás ese mes previo al examen que te servirá de repaso. "En un trabajo constante. Generalmente, el profesorado y los centros preparan la Selectividad ya desde el primer día de 2º de Bachillerato. Por lo tanto, es fruto del trabajo que se ha realizado durante el curso", afirma Romera.
Preparación próxima: Arranca desde el momento que finalizan las clases de Bachillerato y se prolonga hasta el día anterior a la Selectividad. La mayor parte del estudio se centra en el repaso de todos los contenidos que has estudiado en el curso para recordarlo todo, sin necesidad de memorizar. Para ello es muy bueno recurrir a los apuntes, los resúmenes y los esquemas que hayas realizado. "Las pruebas no son complicadas. La preparación tiene que ser casi más psicológica que de aprendizaje, de conocimiento. Con unos buenos resúmenes, apuntes..., el alumno tiene que estar suficientemente preparado para presentarse", advierte Romera.
¿Cómo son estos exámenes?
"Por regla general, la mayoría de los exámenes tienden a insistir en los aspectos esenciales de la asignatura. Por tanto, en primer lugar está mejor preparado el alumno que tiene una visión global de la asignatura. En segundo, el estudiante que es capaz de reconocer los aspectos esenciales de su trabajo, las técnicas fundamentales o todos los temas más específicos. No son exámenes en general de detalle, ni que traten de poner al alumno en dificultades", subraya el catedrático.
Y si te preocupa como se evalúan, los tribunales actúan "con unos criterios que el alumnado conoce previamente. Por lo tanto, las pruebas se corrigen siguiendo esos términos por profesorado especializado en las asignaturas procedentes del sistema educativo no universitario y universitario", matiza Dávila.
Día de la prueba
Llegó el día. Hoy es la prueba y te juegas tu futuro. Tranquilo. Respira. Eso sí, ni se te ocurra machacarte a estudiar el día anterior porque no te servirá de nada. Solo para ponerte más nervioso y aumentar las posibilidades de que te quedes en blanco en el examen. Por ello, es mejor que descanses bien.
"No soy partidario del repaso de última hora. La mejor preparación es de carácter psicológico, sobre todo de calma. Tranquilidad en el momento del examen", aconseja Romera.
Además, alerta de que es fundamental leerse varias veces las preguntas antes de ponerse a contestarlas. "Un defecto en el que se insiste, pero que los alumnos tienden a no fijarse en él, es el de leer muy despacio las preguntas. Los textos cuando son ejercicios de lectura, y los problemas o las cuestiones que se formulen cuando son ejercicios de este tipo. Muchos de los errores que se cometen son debido a ello, a una mala lectura del ejercicio".
En caso de que nos quedemos en blanco, mantener la calma y respirar es fundamental. Si tienes que detenerte cinco o diez minutos, hazlo. No pasa nada porque saques unas décimas más o menos en el examen.
Y, por último, la clásica pregunta del millón que todos nos hemos formulado alguna vez. ¿Es mejor no contestar algo que se desconoce antes que poner una barbaridad? Romera lo tiene claro. "En principio, yo considero que es preferible un ejercicio mediano, sin grandes hallazgos, o sin grandes alardes, que un ejercicio en el que se digan unas cuantas cosas bien y luego se comentan disparates gordos. Colocándome un poco en la mentalidad del corrector, se perdonan menos los errores graves que los ejercicios mediocres", sostiene.
Y es que llegado el día 'D' los alumnos saben muy bien qué deben hacer y que no. "Creo que todos están muy bien informados sobre estas cuestiones desde sus propios centros. Sobre todo porque el profesorado, en general, conoce muy bien las pruebas, ya que se tiene acceso a otros tipos de exámenes en años anteriores, que por cierto están colgados en la página de la universidad", concluye Dávila.