Dos carniceros opinan sobre el pollo blanco y el amarillo: «Si lo vas a comer así, a pelo, se nota la diferencia»
Dos carniceros ofrecen sus perspectivas en un vídeo, donde las alitas de ambos tipos de pollo pasan por el horno y la crítica
L. G.
Lunes, 13 de enero 2025, 07:35
A la hora de elegir pollo, en los mostradores de los supermercados y en las carnicerías nos encontramos con pollos blancos y amarillos. ¿Es mejor el pollo blanco o el amarillo? Dos experimentados carniceros ofrecen sus perspectivas en un vídeo de redes sociales, donde las alitas de ambos tipos de pollo pasan por el horno y la crítica.
El pollo amarillo, alimentado con grano y criado con un crecimiento más lento, suele destacarse por su carne más firme, huesos consistentes y articulaciones resistentes. Según uno de los carniceros. «El pollo amarillo de grano es más consistente en todo: carne, huesos, articulaciones... Pero cuesta más partirlo, hay que buscar la intersección con cuidado. En comparación, el pollo blanco es más fácil de trabajar, tiras para adelante y se corta.»
El pollo blanco, en cambio, se cría más rápidamente y suele contener más agua, lo que afecta su textura y sabor. Uno de los expertos comenta. «A las blancas les cuesta tostarse, parece que tienen más agua. Sin embargo, son muy tiernas y la carne se desprende fácil del hueso.»
«Si les vas a echar salsa, entonces mejor pagar la mitad y llevarte las blancas»
Una de las diferencias más evidentes está en el precio: el pollo amarillo puede costar casi el doble que el blanco. Pero ¿justifica su sabor la inversión? «Yo como más a gusto las amarillas, sabiendo que han comido mejor y tienen un sabor más intenso. Pero si les vas a echar salsa de barbacoa, entonces mejor pagar la mitad y llevarte las blancas».
Ambos tipos de pollo fueron preparados con sal y pimienta y pasaron al horno. ¿El resultado? «Las amarillas quedan más crujientes y tienen un sabor más marcado. Las blancas, por su parte, son muy tiernas y fáciles de comer. Al final, depende de lo que busques».
Si buscas un sabor más intenso y carne consistente, el pollo amarillo es una elección destacada. Si prefieres algo más económico, fácil de trabajar y adaptable a recetas con salsas, el pollo blanco cumple perfectamente. Como concluyó uno de los carniceros: «Si vas a desvirtuar el sabor con muchas salsas, el blanco es ideal. Pero si las vas a comer así, a pelo, se nota la diferencia. Yo me quedo con el amarillo».
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