La dermatóloga vasca Leire Barrutia explica cada cuánto hay que revisar los lunares: «No todos tienen el mismo riesgo de desarrollar un melanoma»
El especialista insiste en la importancia de vigilar los lunares de forma periódica y adaptar la frecuencia de las revisiones a las características de cada piel
L. G.
Miércoles, 26 de noviembre 2025, 13:44
La dermatóloga vasca Leire Barrutia ha insistido en la importancia de vigilar los lunares de forma periódica y adaptar la frecuencia de las revisiones a las características de cada piel. La especialista recuerda que «no todas las personas tienen el mismo riesgo de desarrollar un melanoma, por eso es fundamental conocer nuestra piel y nuestros antecedentes».
Barrutia explica que el primer factor determinante es el fototipo. «Las personas con piel muy clara, fototipo 1 o 2, deberían extremar las precauciones, porque se queman con facilidad y la radiación solar tiene un mayor impacto sobre ellas», señala. También advierte de que contar con más de 50 lunares aumenta el riesgo: «No hace falta ponerse a contarlos uno por uno, pero sí ser conscientes de si tenemos un número elevado».
La especialista subraya además la importancia de los antecedentes: «Si ha habido un melanoma en la familia o la persona ha tenido uno previamente, las revisiones deben ser estrictas». A este grupo se suman quienes presentan lunares atípicos o aquellos que han acumulado una exposición solar intensa, ya sea por hábitos constantes al aire libre o por sesiones en cabinas de rayos UVA. En todos estos casos, Leire Barrutia recomienda «hacer una revisión dermatológica al menos una vez al año».
La importancia de la autoexploración de lunares
La vigilancia profesional debe complementarse con la autoexploración en casa. Para ello, Barrutia invita a seguir la conocida regla ABCDE: asimetría, bordes irregulares, color, diámetro y evolución. «De todos los criterios, el más importante es la E: la evolución», afirma. «Un lunar que siempre ha sido algo irregular o multicolor puede no ser preocupante, pero si un lunar cambia, debemos tomarlo en serio».
Autoexploración en casa: la regla ABCDE
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A – Asimetría: una mitad del lunar no se parece a la otra.
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B – Bordes irregulares: contornos mal definidos.
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C – Color: presencia de varios tonos en un mismo lunar.
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D – Diámetro: más de 6 milímetros.
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E – Evolución: cambios recientes en forma, tamaño, color o relieve.
La dermatóloga insiste en que cualquier modificación reciente debería ser un aviso claro: «Si un lunar crece, cambia de forma, de color o empieza a picar o sangrar, hay que consultar sin demora». Según recalca, la detección temprana sigue siendo la herramienta más poderosa para frenar el melanoma.