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Presentación del informe anual de Cáritas. ARIZMENDI

Cáritas detecta menos pobreza pero más exclusión por la falta de vivienda

El año pasado repartió 5,36 millones de euros, un 77% más que hace diez años, antes de la crisis. En Gipuzkoa, la organización diocesana benefició a 23.479 personas

Arantxa Aldaz

San Sebastián

Miércoles, 30 de mayo 2018, 12:27

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Un rostro partido en dos. En una mitad, aparece Kepa, que en 2008 lo perdió todo por la crisis y diez años más tarde ha vuelto a encontrar trabajo. En la cara opuesta, José Ángel, que también sufrió el batacazo de la recesión y una década después no ha recuperado nada. Esa «sociedad dual», partida en dos, ilustra la radiografía social realizada ayer por Cáritas, que volvió a advertir de que «parte de la población se va quedando anclada en una espiral de pobreza de la que es muy difícil salir».

La ONG de la Iglesia repartió el año pasado 3,2 millones de euros en ayudas directas que beneficiaron a 23.479 personas en Gipuzkoa, una cifra en descenso desde 2014, pero que a la vez oculta una cara 'B', la de la pobreza más grave y la mayor exclusión que se cronifica, con cada vez más problemas ligados a la vivienda. Eso explica la «paradoja» de que pese a atender a menos personas, se tengan que dedicar cada vez más recursos. En el conjunto de Euskadi, la entidad alcanzó el año pasado cifras históricas de ayudas, con 5,36 millones de euros repartidos, un 77% más que hace una década.

La entidad, que refuerza el área de vivienda, reclama al Gobierno Vasco políticas urgentes de alquiler social

Las dificultades ligadas a la vivienda son ya el principal motivo por el que las personas pobres tocan a las puertas de Cáritas en Gipuzkoa. O tienen problemas para pagar la hipoteca o el alquiler y corren el riesgo de perder su casa, o directamente no tienen un techo donde dormir. La entidad, en plena transformación para descentralizar sus servicios por todo el territorio, ha creado un área específica de vivienda para reforzar las plazas residenciales de acogida y ampliar la red de pisos propios, alrededor de una veintena, que cede a familias sin vivienda, según explicaron ayer el director de la entidad en Gipuzkoa, José Ramón Aramendi; el secretario general, José Emilio Lafuente; y la administradora, Kontxi Elexpe.

El esfuerzo necesario para que las familias pobres puedan acceder a un piso o no corran el riesgo de perderlo también se pide de puertas para afuera. Cáritas exigió al Gobierno Vasco que promueva el alquiler social y cumpla con los puntos recogidos en el Plan de Vivienda, donde se incluyen cupos de pisos para las personas en situación de mayor exclusión. «La integración de las personas en situación de exclusión social y residencial necesita con urgencia el desarrollo de políticas públicas que impulsen el acceso y el mantenimiento adecuado en una vivienda», reivindicaron.

En el conjunto de Euskadi, Cáritas alcanza cifras récord, con un 77% más de ayudas que hace diez años

Acceder a una vivienda o tener la seguridad de no perderla ayuda a salir de la pobreza, pero no es el único antídoto que hay que aplicar a casos «cada vez más complejos», donde se acumula una larga lista de problemas, como la falta de trabajo o el aislamiento social. Cáritas ha puesto el énfasis en un modelo de «economía solidaria» que aplica a sus programas de empleo, formación y talleres ocupacionales para avanzar en la inserción social de las personas más desfavorecidas. Ofrecen desde cursos de albañilería, fontanería, hostelería o peluquería, enumeró Aramendi, que citó el ejemplo de la empresa Txiper, dentro de la fundación Sarea y que se dedica a la pintura personalizada de bicicletas.

El problema de la soledad y de la falta de apoyos familiares hace más hondo el pozo. «La exclusión social se vive en soledad, en aislamiento social y en conflicto social», dijo Aramendi que recordó los resultados del informe Foessa en los que se refleja que Euskadi, aun teniendo mejor situación económica que otras comunidades, cuenta con cifras más elevadas que otras regiones de personas en situación de exclusión sin apoyo familiar (un 6,4%). Ese dato se interpreta como «una llamada de atención» sobre la intervención social con las personas pobres, que necesita de un «acompañamiento social para tener éxito en su inclusión», y no solo ayudas económicas. Esa mano tendida la ofrecen 1.021 voluntarios. Cáritas agradeció su labor e hizo un llamamiento a que se sumen más personas solidarias.

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