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Iñaki Goncalves pasea por Idiazabal agarrado a su perro guía Kuota, que le aporta libertad y seguridad. Lobo Altuna

«Caminando con Kuota me siento libre»

El idiazabaldarra Iñaki Goncalves, una de las once personas en Gipuzkoa que cuenta con la ayuda de un can de servicio. Mañana a las 11.00 horas, ONCE organiza una exhibición para poner en valor y demostrar las cualidades de estos perros

Miércoles, 18 de junio 2025, 00:13

Su brillante pelaje negro no pasa desapercibido. Pero hay que controlar las ganas de acercarse a acariciar a Kuota porque necesita máxima concentración mientras trabaja. Este labrador lleva tres años haciéndole la vida «más fácil» a Iñaki Goncalves, idiazabaldarra que, a raíz de una complicación al nacer prematuro, perdió la vista. «Nací seismesino y la incubadora me quemó las córneas», explica sobre el origen de su ceguera. Él es uno de los 11 guipuzcoanos que cuenta con un perro guía;lejos de lo que muchos pueden pensar, no son un simple can. Son mucho más que eso. «Kuota es una prolongación de mis ojos. Yo no veo, es él quien ve por mí», insiste, buscando concienciar a la sociedad sobre la labor que estos animales realizan cada día. La Fundación ONCE del Perro Guía llevará a cabo mañana a las 11.00 horas, precisamente con este objetivo en mente, una exhibición en el barrio de Amara en la que instructores de movilidad con perros guías explicarán cómo es el proceso de adiestramiento de estos animales.

Iñaki lleva once años gozando de las ayudas que los entrenados peludos de cuatro patas aportan a su vida. Primero fue la perra guía Bianca la que le acompañó, y tras fallecer esta, apareció Kuota. «Es una maravilla», comienza mientras acaricia al labrador que descansa a su lado, siempre con el arnés puesto, que avisa de que este no es un perro común. «Me siento libre, sé que no me voy a chocar ni rozar con nada ni nadie. Puedo pasear tranquilamente, sintiéndome como uno más, eso es muy importante», destaca Iñaki. Eso sí, para conseguir este sentimiento de libertad es imprescindible «confiar al 100% en él. Yo con Kuota me siento muy seguro, es la prolongación de mis ojos, él ve por mí», explica agradecido.

Kuota es un labrador de pelo negro de cinco años y lleva tres con Iñaki. Lobo Altuna

Los viajes en transporte público se le solían complicar a Iñaki. Un torpe accidente, sumado a la falta de autonomía que presentaba al no contar con un perro guía en aquel entonces, le generaron cierto «respeto» a las estaciones de trenes, metros o autobuses. «Con 19 años yo no entendía el concepto del peligro, y un día iba corriendo por el metro de Madrid y me caí», recuerda. Es por ello por lo que tanto Kuota como su anterior compañera Bianca fueron entrenados, específicamente, para ayudar a Iñaki en estos momentos. A día de hoy, el idiazabaldarra ha superado con creces este miedo. Vive en la comarca de Goierri y tener que coger un autobús no le impide acercarse a la capital guipuzcoana de vez en cuando, ciudad que «le encanta» a Kuota. Eso sí, algunos trayectos siguen siendo complicados. El desconocimiento de otros viajeros hacen que Iñaki tenga que defenderse por subir con el labrador de pelaje negro al bus.

«No llevo al perro por gusto ni porque estemos de paseo. Es un perro de trabajo, que está haciendo su servicio al acompañarme», explica firme. También da algunos consejos sobre qué no hacer cuando nos cruzamos con un perro guía por la calle. «No hay que llamarles, ni darles de comer ni tratar de acariciarles», sentencia. «Es una lucha que tenemos, pero es que por despistes como este podemos sufrir una avería». Por desgracia, Iñaki no es ajeno a este tipo de accidentes. «Hace años iba paseando con mi anterior perra, Bianca, y alguien le tiró una galleta en la calle y me caí al suelo», cuenta. «Ella no tiene la culpa. Hay que insistir en que no se debe de hacer este tipo de cosas, y en caso de querer saludar o acariciar a un perro guía, no cuesta nada pedir permiso», aconseja.

Cuatro años de espera

Otra de las grandes reivindicaciones que tienen las personas necesitadas de un perro guía es con los servicios de taxi. Una ley obliga a que este transporte público atienda a estas personas y sus animales, pero la realidad, a veces, es otra. «Algunos taxistas, nada más verte, se van. Otros, te dicen que no quieren que el coche se llene de pelos... Yo entiendo que este vehículo es su herramienta de trabajo y tiene que estar impecable, pero también hay que entender que no llevamos al perro por gusto; son mis ojos», subraya Iñaki. Además, «son animales entrenados, que saben comportarse...», recuerda, con cierto descontento.

Toca salir a pasear y Kuota se sabe el trayecto de memoria. «Vamos hacia el parque, busca el paso de cebra», le indica su dueño mientras el labrador hace caso de cada palabra. «¿Has visto cómo esquiva esta farola?», celebra Iñaki. «Yo no puedo verla, pero sé que está ahí gracias a él», cuenta en tono jocoso mientras, en efecto, Kuota realiza la curva con facilidad, ganándose una caricia y algún cumplido por ello. La inteligencia y eficacia de estos perros es sorprendente cuanto menos, de ahí que su precio también lo sea. «Tienen un coste de 40.000 euros y a nosotros nos salen gratuitos». Es gracias a los cupones de la ONCE, entre muchas otras cosas, que otros diez guipuzcoanos caminan con libertad y seguridad por la calle, acompañados por estos entrenados animales, como Iñaki. A día de hoy, la lista de espera para poder hacerse con uno ronda los «cuatro años», afectada en gran medida por la pandemia de Covid-19. Iñaki aprovecha, además, para poner en valor todo el trabajo que hay detrás de cada perro guía.

Los canes son primero «educados por una familia que se dedica a ello durante año y medio, más o menos, para adaptarles a las situaciones más básicas como son salir a la calle, comportarse bien, viajar en transporte público...». El siguiente paso del proceso, y el más «duro y crucial», lo llevan a cabo «los instructores, que se encargan de adaptar cada perro a la persona y sus necesidades. En mi caso, a ayudarme en el transporte público», recuerda. «Su ayuda ha cambiado mi vida», asegura contento Iñaki.

Exhibición de perros guías para concienciar sobre el trabajo que realizan estos canes de servicio

Bajo el lema 'Mucho más que un perro', la Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG) ha organizado una exhibición, mañana a las 11.00 horas en el Frontón Municipal Atano III –Paseo Anoeta 6–, para concienciar sobre la labor de estos animales y mostrar sus cualidades para guiar a las personas ciegas en entornos complejos. El encuentro contará con la presencia de dos instructores de movilidad con perro guía, que explicarán en un circuito cómo es el proceso de adiestramiento para salvar obstáculos, subir o bajar escaleras o cruzar pasos de cebra. Por su parte, dos personas usuarias de estos animales compartirán su experiencia personal. El evento, además, está abierto a la ciudadanía y cuenta con entrada libre hasta completar el aforo.

Esta exhibición busca poner en valor el trabajo que realizan estos animales así como subrayar toda la labor que los instructores llevan a cabo entrenando a los canes para que lleguen a ser uno de los elementos fundamentales en la movilidad de estas personas. Así, a día de hoy, la lista de espera para hacerse con un can entrenado es de cuatro años y su precio puede alcanzar los 40.000 euros, aunque los afiliados a la ONCE que cumplan con los requisitos necesarios para obtener uno, reciben este servicio de manera gratuita.

En definitiva, se busca hacer una demostración de las ayudas que un perro guía aporta en el día a día a las personas ciegas. Y es que actualmente once guipuzcoanos cuentan con la ayuda de estos canes entrenados;son 28 los que hay en Euskadi, con 13 en Bizkaia y 4 en Álava.

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