Villarreal B - Eibar

Un lastre defensivo que frena la escalada

La garrafal pérdida de balón de Arbilla que le costó la expulsión a Berrocal al filo del descanso obligó al cuadro armero a disputar toda la segunda mitad con un jugador menos, con su moral seriamente tocada después de que el VAR invalidara por un fuera de juego más que milimétrico el gol que Stoichkov había marcado justo cuando se rebasaba la primera media hora de juego.

Ese fue en realidad el punto de inflexión que cambió de forma radical el transcurrir de un partido que la escuadra armera encaró con la determinación de casi siempre, con una gran ocasión que Bautista no consiguió concretar en el primer minuto tras establecer una alentadora conexión de las suyas con Aketxe.

Si bien es cierto que Luca Zidane tuvo que volver a sacar a pasear su escudo protector para evitar bajo palos que Ontiveros con un intencionado disparo desde su campo al ver al galo adelantado, la clave que alteró el desarrollo posterior del choque radicó en decisión final del colegiado riojano Sesma Espinosa de dejar sin validez la gran definición de Stoichkov a un pase de Aketxe después de que desde la sala del videomarcador le comunicaran que el gaditano estaba ligeramente adelantado al central Iñíguez, el encargado de marcar la línea de fuera de juego. Al igual que le ocurrió frente al Valladolid, el atacante gaditano se quedó sin el caramelo en la boca por una acción en la que habría sido necesario utilizar la foto finish para determinar la legalidad de su posición.

Eso no explica, sin embargo, por qué el Eibar se diluyó como un azucarillo a partir de ese momento. Quedando aún un largo cuarto de hora para alcanzar el descanso, la presión adelantada de los azulgranas desapareció para no volver y el filial del Villarreal vio ahí un filón que no tardó en explotar.

Los apuros que Zidane y Berrocal fueron resolviendo no fueron más que meros apuros de desastre que estaba por venir. Y es que, por mucho que el técnico elgoibarrés se empeñe en asegurar que se está trabajando duro para dotar al equipo de la solidez defensiva que se necesita para no verse tan lastrado, una vez más fue el lastre que le dejó sin opción de escalar hasta la segunda posición que los demás le habían dejado a tiro.

En una acción sin aparente peligro para los azulgranas, Arbilla se confió ante un Collado que le robó el maletín y Berrocal acabó pagando con una roja directa la clamorosa equivocación del capitán, al verse obligado a derribar al atacante, que ya había puesto la directa hacia la puerta de Zidane.

Tampoco tras el descanso encontró Etxeberria la solución a todos los problemas que la escuadra castellonense comenzó a exprimir en una segunda parte en la que el técnico local Miguel Álvarez ganó la partida al elgoibarrés, ante la atenta mirada de Marcelino García Toral, el técnico del primer equipo castelloneses desde que hace poco menos de un mes sustituyera a Quique García Setién.

Completamente anulado, el Eibar quedó a merced de un contricante que, tras provocar un asedio sin tregua, acabó conquistando la victoria con un gol más allá del minuto 90 de Alex Fores, uno de los revulsivos de los amarillos en la segunda mitad, que aprovechó un flojo despeje defensivo a la salida de un córner muy mal defendido por los armeros.

Si el punto que se escapó no habría colmado las expectativas iniciales de los eibarreses, venirse de vacío y con la sexta derrota de la temporada en el zurrón le deja relegado a la sexta posición, superado por un punto por el Racing de Ferrol, el gran beneficiado de esta jornada y con una semana de lo más comprimida por delante.

Y es que tras estre frustrante desplazamiento a tierras castellonenses, el Eibar tendrá el tiempo justo para volver a casa, digerir la derrota y embarcarse en un avión para afrontar el jueves (20.00 h.) el partido correspondiente a la segunda ronda copera frente al Melilla.

La semana concluirá el domingo (18.30 h.) con la visita del Andorra a Ipurua, otro de esos escollos que al Eibar, imparable ante los grandes, tanto le cuesta superar ante rivales que luchan por eludir el descenso.