Ilusión restaurada
Análisis ·
Las dos últimas victorias han permitido que el Eibar devuelva la esperanza a una afición que ahora sí cree en que la gesta es posiblePor un maravilloso capricho del azar, el Eibar ha llegado vivo a las tres últimas jornadas ligueras, algo que resultaba impensable después de las ... cinco derrotas consecutivas que el equipo armero cosechó ante el Real Madrid, Levante, Atlético de Madrid, Granada y Real Sociedad en un terrorífico mes de abril que pareció enterrar cualquier atisbo de esperanza.
Sin embargo, una inesperada pero muy bienvenida reacción ante el Alavés, curiosamente el Día del Trabajador, ha logrado que los azulgranas restauren la ilusión de una afición eibarresa que, aunque no gana para sustos, vuelve a soñar con seguir viendo a su equipo en la máxima división.
Los mismos que les fueron comiendo la moral al no conseguir sacar adelante ninguno de aquella ristra de partidos consecutivos ante rivales directos, ahora les han devuelto la ilusión de creer que si alguien es capaz de consumar la remontada es precisamente el Eibar.
El mérito de que el sueño siga vigente es, por supuesto, de un técnico y unos jugadores que, aunque no emanaban buenas sensaciones, nunca perdieron la fe. Pero ellos saben mejor que nadie que lo tienen que compartir con el resto de los rivales que luchan por eludir el descenso, que aquejados de los mismos males que los eibarreses, no han sido capaces de aprovechar los constantes tropiezos que han sufrido a lo largo de esta tediosa campaña que se aproxima hacia uno de los finales más emocionantes de la historia.
Han bastado dos triunfos para que los azulgranas se acerquen a la costa tras muchos meses a la deriva, pero cuidado, porque sí, la orilla está muy cerca, a solo tres brazadas más, pero quedan varias rocas puntiagudas por esquivar que pueden hacer que se desangre antes de pisar tierra.
Pese a que las fuerzas escasean, la victoria ante el Betis es el tronco al que aferrarse para seguir a flote, pero si no lo amarra, si se escapa con la corriente, el riesgo de morir ahogado en la orilla será inevitable.
A la espera de saber si las autoridades permitirán que haya público en los estadios, los seguidores eibarreses seguirán teniendo que remar desde sus casas. Aunque muchos perdiéramos la esperanza, ahora que nos la han devuelto creemos más que nunca en ellos.
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