Histórico asalto armero ante el gigante merengue

Lo que son las cosas. La escuadra armera, que venía de colapsar en defensa en la primera cita del año en Ipurua ante el Sevilla (0-3), se ha eregido en un muro inexpugnable sellado por una María Miralles que desesperó a las atacantes madridistas con sus paradas, especialmente a Alba Redondo, que tendrá pesadillas con los balones que le sacó la portera castellonense. Su actuación ha sido de tal magnitud que hasta el larguero ha querido premiarle rechazando un disparo de Linda Caicedo en la recta final del choque, el único que se ha escapado a su control.

Si ya puntuar era una aspiración casi inalcanzable, ganar era un sueño inimaginable que se ha hecho realidad gracias a un esfuerzo colectivo del que enorgullecerse, puesto que hasta ahora solo el Barcelona había sido capaz de salir de allí con los tres puntos en su bolsillo y sin recibir un gol en contra.

Ante la evidente diferencia de potencial que reflejaba la clasificación, el cuadro armero se ha presentado en el feudo blanco con el único plan factible para tratar de salir lo más entero posible, aguantar bien pertrechado atrás y aprovechar alguna opción que pudiera surgir.

Y las jugadoras dirigidas por Yerai Martín lo han ejecutado a la perfección, empezando por una antológica parada de María Miralles ante un disparo a la media vuelta de Alba Redondo que no ha sido más que el inicio del espectáculo que ha ofrecido la portera azulgrana.

La sorpresa ha saltado al filo de la media hora cuando Andrea Álvarez, disfrazada de solitario islote arriba, ha tirado de su gran picardía para robarle la cartera a Lakrar cuando la central se disponía a salir con el balón jugado desde atrás. Sin precipitarse, la guatemalteca ha levantado la cabeza y, al ver que la guardameta merengue estaba lejos de su portería, no se lo ha pensado dos veces y desde más de 30 metros la ha perforado con un disparo raso que ha desatado la locura entre las armeras.

Obviamente, no se podían lanzar las campanas al vuelo, porque aún quedaba todo un mundo para que el Real Madrid sacara el martillo para responder con fuerza. Y lo ha intentado. Vaya si lo ha intentado tanto en los minutos previos que restaron para llegar al descanso, como desde que comenzó la segunda mitad.

Ha sido precisamente en esos minutos iniciales de la segunda mitad cuando más ha apretado el conjunto madrileño, que no podía dar crédito a las dos dobles paradas que Miralles ha realizado de forma consecutiva ante una desesperada Alba Redondo.

Y pese a que Fernando Toril ha recurrido enseguida a todo lo que tenía en el banquillo, las eibarresas se han mantenido unidas por una causa común que han conquistado gracias al capote final que el larguero les ha echado para rechazar un disparo de Linda Caicedo.

Toda un baño de autoestima que les permite abrir un hueco de siete puntos sobre el descenso.