Un varapalo a la aspiraciones armeras

Por eso, resulta difícil explicar por qué el conjunto armero, que tenía la opción de pasar una patata hirviendo a sus rivales, no salió a comerse vivo a un rival que afrontaba el choque bastante más mermado de bajas que los de Garitano. De hecho, a diferencia de su colega y amigo en el banquillo manchego, el técnico armero pudo poner en liza el once de gala en el que viene confiando desde hace tiempo, con la única excepción de Berrocal, puesto que, como se esperaba, el único retoque que introdujo respecto al choque ante el Levante fue la inclusión de Venancio en detrimento de un Lasure que, pese a cumplir en su primera titularidad, fue relegado al banquillo para que Arbilla retornara al lateral.

Pero si ante los granotas los aficionados azulgranas disfrutaron de uno de los partidos más serios de su equipo en lo que va de campeonato, la versión que se vio en el Carlos Belmonte fue diametralmente opuesta, sin visos de mostrar su capacidad ofensiva y, lo que es peor sin ningún orden ni concierto. Precisamente lo que el de Derio había recalcado que sería imprescindible. Todo un regalo en bandeja para un aspirante al playoff que curó todos los males que le habían generado sus cinco partidos consecutivos sin ganar, dando un recital tras saber aprovechar como ninguno el desconcierto que imperó en el cuadro azulgrana antes incluso de que Higinio aprovechara el primero del extenso repertorio de errores defensivos para abrir el camino de la goleada que vendría después.

Porque, aunque Corpas rozó el empate a la media hora de juego con un disparo que se le marchó lamiendo el poste, el buque eibarrés volvió a hacer aguas cuando solo siete minutos después Juanma atrapaba un flojo rechace de la zaga armera para batir de nuevo a Luca Zidane. El precedente vivido hace solo cinco jornadas, cuando el Eibar se levantó en Anduva y golpeó con fuerza para firmar una épica remontada ante un Mirandés que también se marchó al descanso con 2-0 a su favor, invitaba a mantener el optimismo. Sin embargo, y pese a que el de Derio agitó con rapidez el avispero de su banquillo, la ilusión se esfumó a los 11 minutos de la reanudación, después de que Juanma sacara partido de otro fallo clamoroso atrás para anotar el tercer tanto, de nuevo a la salida de un saque de banda que pilló a los azulgranas descolocados.

Con tres goles en contra, de poco sirvió que Quique recortara distancias al meter la punta de su bota para desviar a la portería manchega un disparo de Venancio, porque el Albacete, que llegó a marcar un cuarto gol que le fue anulado a Dubasin por fuera de juego, siguió siendo el único que peleó por ganar.