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La terna puso toda su mejor voluntad
La falta de fuerza del encierro de 'El Vellosino' y la falta de acierto con el estoque impidieron una tarde de triunfo en Illunbe. Hoy no estará Morante de la Puebla
Manolo Harina
Jueves, 14 de agosto 2025
Además del calor, que fue uno de los protagonistas de la tarde en Illunbe, hubo varios detalles que merecieron la atención de quien esto escribe. ... Por un lado, el comentario constante antes, durante y al finalizar el festejo sobre la sustitución de Morante de la Puebla. Al finalizar el festejo se conocía... Marco Pérez, 18 años, daba el paso adelante y asumía la responsabilidad; el segundo detalle o certeza más bien, la gran cantidad de público joven que había en los tendidos. Tercero, las ganas de aplaudir que tenía el público; y por último las ganas de los toreros y su nulo acierto con el estoque.
Lo cierto es que los toros no ayudaron nada. Una corrida perfecta de presentación y de trapío, que galopaba con alegría al saltar al ruedo pero que a partir de la entrada al caballo se iba diluyendo, blandeando y sin derrumbarse, embestía con nobleza hasta que se paraba y la falta de fuerzas le confería una dificultad para la lidia; y además algunos de los toros con un punto de mansedumbre.
Con ese material se enfrentó la terna que hizo el paseíllo en Illunbe. Dos debutantes: Juan Ortega y Borja Jiménez acompañados por el triunfador del pasado año Pablo Aguado. Aun con estos mimbres poco pudieron dar de si los toreros. Lo intentaron con ganas, en cada uno de los seis toros. Incluso se podrían haber cortado trofeos, pero hay que añadir que ninguno de los tres tuvo su tarde a espadas.
Los toreros
El gas se terminó muy pronto para el segundo de la tarde; Borja empezó su faena con dos pases cambiados por la espalda en el centro del ruedo, para a continuación echarse la muleta a la izquierda y torear al natural con limpieza y mandando. Como Juan Ortega le dio tiempo antes de torear en redondo, pero ni aun así el animal aguantó. Se fue parando y su peligrosidad aumentó, ya que miraba al engaño y al torero y cuando embestía lo hacia derrotando peligrosamente. Ahí se notó la mansedumbre e incluso la falta de casta. Hizo bien el torero en abreviar después de volver a intentar torearlo al natural sin ningún éxito. Una larga cambiada en el tercio fue el saludo de Borja Jiménez al quinto, lo que volvía a demostrar las ganas de triunfo. El comienzo de la faena fue preciosista con una serie de semigenuflexos en redondo alargando el pase, provocando una embestida mas larga y vistosa. La faena se desarrolló por el pitón derecho; solo hubo un intento al natural que no cuajó. Citaba el torero de lejos y el toro acudía, mientras tuvo fuerzas; lo hizo en tres o cuatro ocasiones y ligaba muletazos en redondo, vistosos, muy toreros sin intentar sacarse al toro para afuera, más al contrario. Tampoco hubo suerte con la espada.
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Cerraba el cartel Pablo Aguado. Siguió utilizando los mismos recursos que sus compañeros en sus dos toros. Tiempo y distancia; aprovechar la embestida al comienzo de la faena y torear a media altura siempre que el toro lo permitiera. Esto fue posible hasta que los toros se fueron parando, unos antes y otros después. Al tercero pudo aprovecharlo en tres series en redondo, ajustando el cite y dejando la muleta a la altura del hocico del toro para forzar la embestida. Lo mejor fueron los muy toreros finales de cada serie con adornos, giraldillas, trincherillas, molinetes, afarolados y recortes... Sí hubo en este toro una serie muy bonita y torera que resultó muy despaciosa gracias a la combinación que el torero supo concebir de su forma de llevar la muleta y la lentitud de la embestida del burel. El sexto lo cuidó, lo toreó con suavidad, con mimo, pero finalmente fue el último cartucho sin pólvora de una corrida fallida.
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