Abre el nuevo puente de Astiñene tras 1.400 días de obras

Desde primera hora de la mañana de este jueves operarios municipales han estado realizando los últimos ajustes para la apertura, que ha sido confirmada sobre las 12.00 horas por los técnicos del Ayuntamiento de San Sebastián que han llevado a cabo la inspección final. Con su OK, se ha cerrado el viejo puente para dar paso a los coches por el nuevo Astiñene.

La recién abierta conexión entre Egia y Loiola debía haberse abierto en verano de 2020 pero una serie de contratiempos han dilatado su estreno en tres años y diez meses. También han encarecido el precio final de las obras en 300.000 euros para un presupuesto final de 3,3 millones.

Este martes se llevó a cabo la prueba de carga en el puente, con varios camiones colocados sobre el asfalto. «Se realizaron diferentes mediciones colocando diverso número de camiones sobre el puente y efectuando las correspondientes mediciones topográficas, que se saldaron con resultado positivo», señaló la concejala de Proyectos Urbanos, Duñike Agirrezabalaga.

Las pruebas se realizaron en varias fases, colocando doce camiones, luego nueve, más tarde seis y hasta dos o tres camiones para comprobar el aguante y movimiento del puente, que fue satisfactorio. Ya días atrás también la prueba de cruce de autobuses arrojó un resultado positivo.

Las fuertes lluvias del lunes impidieron colocar parte del hormigón de aceras, por lo que para llevar a cabo los remates finales y abrir con seguridad el puente, se acordó que la apertura se lleve a cabo mañana por la mañana, quedando desde entonces clausurado el actual puente de Astiñene.

El nuevo puente, una de las grandes inversiones de la legislatura, empezó a construirse en febrero de 2019 y debía haberse estrenado en verano de 2020, pero un sinfín de problemas de toda índole han retrasado su finalización. Primero hubo que recalcular el proyecto para reducir la anchura de los pilares ante la dificultad para encontrar en el mercado maquinaria adecuada para realizar el micropilotaje que requerían las dimensiones iniciales. Después llegó la pandemia y Murias, la empresa adjudicataria, fue absorbida por el grupo Urbas. La alta demanda de acero y otras materias primas y las restricciones a la exportación desde China provocaron más retrasos, que se vieron agravados por la huelga de transporte y, ya este año con la guerra de Ucrania, por la crisis energética y de suministro de materiales de construcción y la escasez de mano de obra cualificada.

A las sucesivas ampliaciones del plazo de entrega hay que sumar un incremento del presupuesto del 10%, desde los 3 millones en que fue adjudicada la obra hasta los 3,3 millones porque los cambios en el proyecto fueron debidos a «modificaciones no sustanciales no previstas».