La recogida neumática de residuos aspira a extenderse a más barrios de la ciudad
El sistema, implantado en Loiola y Riberas desde hace más de 13 años, transporta bajo tierra más de 1.000 toneladas de basura al año
Miles de toneladas de basura recorren al año el subsuelo de Loiola y Riberas. Mientras en otros barrios de la ciudad el paisaje muestra contenedores cada pocos metros, en estos dos puntos de la ciudad les sustituyen 120 buzones por los que los residuos de fracción orgánica y resto son transportados de forma neumática hasta una central de recogida situada en el paseo Zorroaga. Un sistema limpio y rápido que aspira a llegar a más zonas de San Sebastián.
«En un futuro habrá que pensar poder abarcar los barrios de Txomin y Martutene, sobre todo para hacer el servicio rentable, ya que su coste es elevado», explica el concejal de Vías Públicas, Miguel Ángel Díez. En la ecuación también incluye Amara «pudiendo alcanzar la avenida de Madrid». De momento no deja de ser un deseo que, en el contexto económico actual, azotado por la crisis de la Covid-19, tendrá que esperar para verse cumplido ya que no se trata de una intervención sencilla.
Por el momento, el Ayuntamiento tiene previsto adjudicar en las próximas semanas el servicio de explotación y mantenimiento de esta red de recogida neumática de residuos a la empresa Envac, la actual encargada de estas tareas y la única empresa licitadora en el concurso público. El contrato es para los próximos 5 años y cuenta con un presupuesto cercano a los 1,5 millones de euros.
La empresa tendrá que encargarse de la gestión de todo el sistema y de los residuos, desde que estos se depositan en los buzones de la vía pública así como de la carga de los mismos en camiones y su transporte al Centro Medioambiental de Gipuzkoa, ubicado en Zubieta. Asimismo abarca el mantenimiento de la central de recogida y todos los sistemas mecánicos, eléctricos e informáticos.
En este último caso, la empresa adjudicataria cuenta con un sistema informático que le permite conocer en tiempo real la situación de la red, recibir alarmas por distintos tipos de incidencia, programar los vaciados según el nivel de llenado, tener una previsión de posibles sobrecargas o la lectura del consumo energético, entre otras.
«Lo cierto es que es un servicio que, mientras la ciudadanía lo use bien, funciona perfectamente y elimina de la superficie gran cantidad de basura», apunta el edil socialista. En lo que va de año se han recogido mediante este sistema 720,7 toneladas de residuos de fracción resto y otras 28 de orgánico. A lo largo de 2019 fueron 1.194 toneladas del primer tipo y 40 del segundo.
En su origen, en vez de ser para residuos orgánicos, algunos de los buzones instalados estaban preparados para absorber restos de plástico. Sin embargo, en el año 2012 y motivado por la crisis económica se optó por volver al sistema de contenedores amarillos.