Eneko Goia | Alcalde saliente de Donostia
«Supongo que me ha pasado factura la gestión, pero contentar a todos es imposible»Se marcha «orgulloso» de haber sido regidor de su ciudad, a la que dice querer incluso más que cuando accedió al cargo hace ya una década
Eneko Goia (Donostia, 1971) se siente «liberado», «más suelto». Al fin ha desvelado la noticia que guardaba en secreto desde 2022, cuando comunicó al ... PNV que esta sería su última legislatura, y afronta sus últimos días como alcalde con la vista puesta en su nueva vida más allá de las paredes del Ayuntamiento de San Sebastián.
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- Se habrá quitado un peso de encima al anunciar su marcha...
- Sí. Era una decisión muy madurada desde hacía bastante tiempo y que estaba siendo retenida. Además era complicado que no trascendiera hasta el momento en el que creo que había que hacerla pública. Creo que ha salido razonablemente bien. Se han cumplido los tiempos y, desde ese punto de vista, estoy satisfecho.
- ¿El plan desde el principio era irse a mitad de legislatura?
- Uno nunca tiene un plan al 100% porque siempre pueden surgir circunstancias que hagan que varíes los objetivos. Es verdad que no quería ser un alcalde eterno, eso lo tenía claro. Ya lo dije el jueves. Hay que cubrir un ciclo y los ciclos tienen que tener principio y final. También deseaba un relevo ordenado y dando el testigo. Sí es verdad que lo de los diez años era algo que siempre ha estado presente en mi mente. Es tiempo suficiente para poder realizar algunos de los proyectos en los que crees. Las cosas están bien y tranquilas como para poder cerrar el ciclo y pasar el relevo.
- ¿Entiende que algunos de sus votantes puedan sentirse engañados o decepcionados por esta salida programada?
- Si alguien se ha sentido defraudado, le pido disculpas. Pero lo importante son las propuestas y los proyectos. Y el proyecto que yo defendí en las elecciones de 2023 es el mismo que ahora va a tener que liderar Jon Insausti.
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«El factor personal ha sido importante. Mis hijos me han llegado a pedir que lo deje y esté más tiempo en casa. Y eso, pesa»
- En su comparecencia comentó que iba a descansar y dedicarse a la familia. Mirando más allá, a 2027, ¿tiene preparado el salto a otro puesto?
- No, sinceramente. Yo ahora mismo estoy en un cierre de ciclo, pero no es porque tenga ya decidido cuál será el siguiente ciclo que quiero iniciar. Quiero tomarme mi tiempo para plantearme esa cuestión. A partir del día 16 haré un poquito de caso a los que han padecido esta Alcaldía en mi casa, que son fundamentalmente mi mujer y mis hijos. Y luego ya tomaré las decisiones que tenga que tomar.
- En cualquier caso, ese futuro más o menos lejano será dentro de la política, ¿no?
- A ver, en la política siempre voy a estar. Yo soy del Partido Nacionalista Vasco. Tengo unas ideas y unas convicciones que no han cambiado, ni es previsible que vayan a cambiar. Pero eso no quiere decir que la dedicación sea exclusiva, no siempre.
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- En su renuncia han influido tres motivos: la familia, la ciudad y la política. ¿Cuál ha pesado más?
- El primero y el segundo. Es bueno para la ciudad que los ciclos tengan un principio y un final, porque si no corres el riesgo de caer en la inercia, de acabar identificando la ciudad con la persona. Y yo soy un poco antiguo para estas cosas. Creo mucho en el liderazgo compartido de los equipos, en que al final lo que importa son los proyectos. Ahí no tengo ninguna duda de que la Alcaldía y el gobierno municipal quedan en buenas manos. Esto también vale para el partido, que puede dejarse llevar por esa inercia de mantener lo que está, pero hay momentos en los que hay que tomar decisiones, hay que hacer cambios, porque eso es bueno. Y el factor personal ha sido importante, claro. Al final, yo soy el alcalde y eso afecta a todo mi entorno familiar, pero ellos no lo han elegido. Por eso se merecen un poco de tranquilidad.
- ¿Sus hijos le han llegado a pedir que lo deje y pase más tiempo en casa con ellos?
- Sí. Y eso, pesa.
«El objetivo es poner a una persona solvente al fuego, como se dice, para que demuestre lo que sé que vale»
- El jueves se vivieron momentos de emoción, también de alegría. ¿Se puede decir que se siente más liberado que triste por el adiós?
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- Emoción sí que hubo porque somos un grupo municipal que nos queremos mucho y en el que la relación humana es muy buena. También tristeza, por parte de algunos. Creo que hubo un poco de todo, pero en positivo.
- Charló un rato largo con Borja Corominas y Vanessa Vélez, del PP, quienes han destacado su sacrificio y compromiso.
- Se lo agradezco, de verdad. A veces hemos tenido rifirrafes un poco desagradables en el Pleno, pero se agradece que manifestaran públicamente lo que ya me habían expresado en privado.
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- EH Bildu y Elkarrekin Podemos, en cambio, creen que cambiarán las caras pero no el modelo de ciudad que necesita San Sebastián.
- Pues estoy de acuerdo con ellos. No cambia el modelo de ciudad porque el modelo que ellos proponen es infinitamente peor.
- ¿Qué hizo después de anunciar su renuncia?
- Bajamos a tomar un café y luego volví al despacho. Estoy preparando ya mi intervención en el Pleno de Política General, que me lleva bastante tiempo. Y después respondí un montón de whatsapps, no sé ni cuántos...
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- ¿Alguno inesperado o sorprendente por el remitente?
- Ninguno me sorprendió especialmente. Eran de personas de muy distintos ámbitos e incluso de diferentes signos políticos. Todos tenían un componente personal. Alguno incluso me reprochaba que me vaya, con cariño.
- ¿Se siente más querido ahora que ya se sabe que no seguirá?
- Yo sí me he sentido querido, aunque tengo asumido que el alcalde es la cara visible del Ayuntamiento y que la mayoría de las interacciones que te tocan no son en positivo. Hay que aguantar más quejas que agradecimientos, pero sé que mucha gente estaba contenta y te da las gracias, aunque sea en silencio.
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- Jon Insausti fue presentado el viernes como su sucesor. Dijo estar ilusionado y preparado, pero la ciudadanía todavía no le conoce. ¿Qué nos puede contar de él?
- Es un tío estupendo, qué voy a decir. Pero aparte de eso, es una persona trabajadora, incansable. Muy aplicado, ordenado, sistemático y muy capaz. Creo que es una mente brillante, lo digo sinceramente, y que sabrá ejercer muy bien la nueva responsabilidad que asume ahora. Y además representa a una nueva generación, aunque no es la primera vez que tenemos un alcalde con esa edad (36 años) o incluso más joven.
- ¿Puede la edad jugarle en contra?
- Pedro Miguel Echenique, por ejemplo, fue consejero siendo mucho más joven que él. Al tema de la edad a veces le damos una importancia excesiva. Lo que importa es la capacidad. Y no tengo ninguna duda de que Insausti la tiene.
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- ¿El objetivo de que entre ya, sin esperar a 2027, es que se curta hasta las elecciones y los donostiarras empiecen a familiarizarse con él?
- El objetivo del cambio es poner a una persona solvente al frente de un proyecto una vez que yo he decidido que mi ciclo acaba. Eso, evidentemente, le pondrá al fuego, como se dice. Tendrá que demostrar lo que sé que vale.
- ¿Cree que le ha pasado factura el desgaste de la gestión?
- Supongo que sí. Cuanto más tiempo estás, más decisiones tienes que tomar y tomar decisiones al gusto de todos es imposible. Es parte del cargo.
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- ¿Y problemas que no existían en 2015, cuando accedió a la Alcaldía, como la inseguridad?
- La respuesta que un ayuntamiento puede dar tiene un límite. Podemos actuar policialmente, pero los delitos de los que estamos hablando normalmente tienen una calificación bastante baja en el Código Penal. La reincidencia se trata de una manera que es la que es. El funcionamiento de la Justicia es como es. Y esto nos lleva a no ver un resultado en forma de ingreso en prisión o expulsión al país de origen. Eso se aplica en cualquier lugar del mundo, pero aquí no y es un problema.
- ¿Alguna vez se ha arrepentido de aceptar ser alcalde?
- Francamente, no. Confieso que me costó mucho decidir ser candidato la primera vez en 2011, que no gané, pero no me arrepiento de nada.
- ¿Qué se lleva de estos diez años de mandato?
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- Me llevo el orgullo de haber sido alcalde de mi ciudad. De haber tenido el privilegio de poder conocerla como difícilmente se puede conocer desde otra posición y si cuando entré la quería mucho, pues ahora la quiero más. Eso no me lo quita nadie.
- ¿Cuáles han sido los peores momentos?
- Todo lo vivido en la pandemia, sobre todo cuando parecía que salíamos y volvimos al principio. Y luego ha habido situaciones personales difíciles, como los asesinatos de los jóvenes Asier Niebla (en la Parte Vieja), Santi Coca (junto al Náutico) y Lukas Agirre (en la plaza Okendo). Estar con una madre o una hermana en esas circunstancias es personalmente muy duro.
- ¿Alguna crítica le ha sentado especialmente mal?
- Me duele que me digan que trabaje más por la ciudad. Por lo menos no pienses que no lo intento. Luego seré torpe a veces. Pero no me digas que trabaje más porque no me da la vida.
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- ¿Sus hijos han sufrido algún tipo de acoso en el colegio por culpa del trabajo de su padre?
- No, no. Lo han llevado bien. Ha habido cosas que no les han gustado, pero han desarrollado dientes y colmillos, y no se callan si oyen algo que no les gusta.
Nuevos amigos en el PSE y casa rural con la cuadrilla tras el Pleno
En la comparecencia de Eneko Goia para anunciar su marcha sorprendieron las lágrimas del concejal del PSE Carlos García. «Hemos trabado una muy buena relación personal. Ahora somos amigos, además de compañeros». La relación con la portavoz socialista, Ane Oyarbide, también ha sido «una gozada»: «Me llevo otra amiga del Ayuntamiento».
El todavía alcalde ya tiene planes para su primer fin de semana libre. Será después de oficializar su renuncia al cargo en el Pleno del día 16. «Me voy con la cuadrilla de casa rural. Es algo que intentamos hacer todos los años y siempre había problemas con mi agenda».
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