Así será Donostia en 2030

El documento fue presentado por el alcalde, Eneko Goia, el director de la oficina del Plan Estratégico, Kepa Korta, y el presidente del Consejo Social, Daniel Zulaika, en un doble acto que tuvo su culminación por la tarde con un evento en la sala 'Patio' de Tabakalera en el que participaron unas 200 personas en representación de los diferentes sectores que han colaborado en la definición de la estrategia 2030.

Es el tercer plan estratégico que define la ciudad, tras los de 2010 y 2020, y que marcaron la senda de lo que es hoy Donostia. Si hace una década se abogaba por generar un polo de biociencia, en la estrategia 2030 se apuesta por desarrollar un sector consolidado, por exprimir las potencialidades del ecosistema de las Biociencias y la Salud, y aprovechar las oportunidades en «ciberseguridad, inteligencia artificial o nanociencias». Goia lo explicó así: «Se trata de una hoja de ruta, fruto de una visión compartida, que trasciende las citas electorales, y que muestra la ciudad a la que queremos llegar», una Donostia «mejor que la actual», que aproveche sus fortalezas para ofrecer «oportunidades de desarrollo personal y un proyecto de vida» a los jóvenes, una ciudad «inclusiva, igualitaria y con calidad de servicios».

La reflexión y el debate para llegar a este documento se inició en 2018-19 en el Consejo Social y sufrió un parón por la pandemia. «Era importante reflexionar juntos y esto se truncó en marzo de 2020», explicó Korta. Finalmente, el documento ve la luz en 2021 con vocación de ser el faro que muestre el camino por el que transitar en la próxima década. «Es importante trabajar sobre el futuro, ser proactivos, para adelantarse a los problemas», concluyó el director de la estrategia 2030. Su pregunta clave fue: «¿Estamos preparados para los cambios importantes que llegarán sí o sí?»

El plan estratégico se hace para poder responder afirmativamente a esta pregunta. Por ejemplo, en materia demográfica. La pirámide poblacional donostiarra (un 'jarrón chino') adelanta como será en diez años la ciudad y desvela los retos que debe afrontar. El Plan Estratégico apunta a una ciudad «más inclusiva, joven y amigable con los mayores» porque entre los deberes está integrar a una creciente población inmigrante, adoptar medidas para rejuvenecer la ciudad (apoyo a las familias, medidas de conciliación, impulso a la llegada de jóvenes...), y garantizar la calidad de vida de los mayores mediante políticas que contribuyan al «buen envejecer».

Otro bloque de desafíos que tiene la ciudad en los próximos años es el relativo a la lucha contra el cambio climático y la sostenibilidad ambiental. Donostia está alineada y quiere liderar la estrategia europea en la materia y avanzar en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). «Y esto solo lo lograremos actuando sobre la movilidad», apuntó Kepa Korta, consciente que es un sector, en claro proceso de transición, pero que todavía es uno de los mayores responsables de las emisiones de CO2 en las ciudades.

Además de una ciudad sostenible, la estrategia 2030 habla de «una ciudad viva» que garantice la calidad urbana y su mejora continua y que derive en «una ciudad saludable» con equilibrio dotacional entre barrios.

Donostia también aspira a tener una estrategia que «fortalezca su posicionamiento» entre el grupo de ciudades y territorios líderes de la gastronomía mundial, con una mirada hacia adentro para diseñar «un plan de alimentación saludable en la ciudad».

Otro de los objetivos pasa por impulsar la creatividad y la «profesionalización del sector creativo y cultural local», potenciar un mayor desarrollo del sector de la música, y utilizar la cultura como «palanca para la revitalización urbana de los barrios».

El documento finaliza con una apuesta por que la ciudad esté a la vanguardia en la transformación digital de la administración pública, en urbanismo sostenible y en revitalización cultural. La modernización de la administración es un objetivo en el que lleva años embarcado el consistorio. La transformación debe estar alineada con las posibilidades que ofrece la digitalización y se marca como meta lograr «un nuevo modelo de gobernanza que permita un mayor empoderamiento de los ciudadanos».

El urbanismo tendrá como rumbo «una vertebración equilibrada, sostenible e inclusiva del territorio», con el objetivo principal de «facilitar el acceso a la vivienda y su adecuación» a las necesidades de toda la población, principalmente los jóvenes, que deberán «tener posibilidades de desarrollar su proyecto de vida en la ciudad», matizó Eneko Goia.

La ciudad apuesta por un modelo cultural que conjugue contemporaneidad con el mantenimiento y transformación de la cultura vasca y «el empleo de la cultura como elemento de integración, convivencia y creación de comunidad».

Estos son los objetivos estratégicos del plan

La pirámide poblacional está invertida en San Sebastián con una base muy estrecha y una cúspide ensanchada, una tendencia que se acentuará a futuro. La derivada es una incremento de la población inmigrante y todo ello supondrá afrontar varios retos: disponer de un modelo de integración para los que vienen a trabajar de otros países, impulsar políticas que favorezcan la natalidad y la retención de jóvenes, y garantizar la calidad de vida de los mayores.

San Sebastián se enfrenta al reto de buscar el equilibrio entre sus sectores económicos, con «el impulso de un modelo de turismo de excelencia, inclusivo, sostenible, inteligente y resiliente», que consolide los segmentos de «alto valor añadido». A la vez, la estrategia 2030 aboga por impulsar «un plan de transformación y revitalización comercial», que fortalezca su competitividad con innovación tecnológica, y que «proteja y estimule al comercio singular y de proximidad».

La ciudad aboga por consolidar su apuesta por la ciencia y la innovación con un impulso del «sector de las biociencias y la salud» y el establecimiento de medidas para «aprovechar las oportunidades que ofrece la transformación tecnológica, especialmente en ciberseguridad, inteligencia artificial o nanociencias». El Plan Estratégico recoge líneas de actuación para apoyar «el emprendizaje y el empleo digno y de calidad», y promover la «economía circular»·.

La estrategia 2030 asume como objetivo «garantizar la calidad de vida urbana de la ciudad» y su mejora continua. Esto implica el fomento de la actividad deportiva y el equilibrio dotacional entre barrios. El Plan también señala la necesidad de diseñar una estrategia de «proyección internacional y posicionamiento», así como promover acciones que contribuyan a «una mejor de la participación de la ciudad en el territorio (Euskal Hiria, Eurociudad...)».

El liderazgo frente al cambio climático es otro de los objetivos del Plan Estratégico que aboga por convertir esta lucha en «una oportunidad de calidad de vida y desarrollo económico». Plantea «desarrollar una transformación sostenible de los modelos de movilidad y de gestión de los recursos, avanzando hacia un metabolismo urbano circular, que se convierta en un referente internacional en el ámbito de la sostenibilidad medioambiental».

El objetivo número 13 de la Estrategia 2030 habla de «desarrollar una administración pública inteligente, innovadora y modernizada que lidere la transformación tecnológica y digital y sirva de cauce para la colaboración del conjunto de agentes públicos y privados e instituciones en la gobernanza, el avance de la ciudad y su resiliencia». El reto final es conseguir que el nuevo modelo de administración permita «un mayor empoderamiento ciudadano».

El urbanismo seguirá teniendo como principal objetivo el facilitar el acceso a la vivienda a toda la población, pero con límites al desarrollo residencial. El Plan Estratégico aboga por «un modelo de desarrollo urbano con criterios de sostenibilidad, que mantenga una ciudad a escala humana, limitando su expansión». La clave será responder al reto de la vivienda «garantizando un equilibrio entre barrios y permitiendo una interconexión metropolitana sostenible».