El anfiteatro, territorio deportivo

Quienes paseen por el anfiteatro de Miramon-Aiete los fines de semana por la mañana se encontrarán con un escenario muy especial. Camisetas y mallas multicolores adornan sus piedras grises y la voz de un monitor que indica a un grupo de gente el siguiente ejercicio a realizar. No se trata de una coreografía sino de uno de los múltiples grupos que cada sábado y domingo se dan cita en el anfiteatro para hacer deporte al aire libre. «Nosotros llevamos ya tres años con un grupo de entre diez y quince personas», nos cuenta Yeni Rodríguez, de FitVital Morlans.

«Nos dábamos cuenta de que algunos de nuestros clientes tenían ganas de hacer algo diferente, de salir más allá de las cuatro paredes del gimnasio y con la supervisión de un entrenador nos lanzamos a la calle. Decidimos empezar los domingos, cuando la gente tiene más tiempo, y en el anfiteatro, un sitio que ofrece muchísimas posibilidades para el deporte. Otro sitio en el que nos gusta mucho trabajar es en los jardines del palacio de Aiete», explica.

«Los deportes al aire libre van mucho más allá que salir a correr. Realizamos ejercicios cardiovasculares aprovechando las escaleras y las cuestas o de fuerza y resistencia con los asientos. También solemos hacer recorridos, vamos corriendo de un punto a otro, parando para hacer ejercicios. Si en un punto hay árboles colgamos cuerdas para los ejercicios de TRX. Si en otro hay bancos, pues hacemos otra clase de trabajo. Y si llueve o no hace buen tiempo, nos vamos a cubierto, a los bajos de Miramón, debajo de las torres de Arbide. Al final, nos adaptamos a la zona, que nos ofrece un montón de opciones», continua la responsable de FitVital Morlans.

Si hacer ejercicio regularmente siempre es una buena decisión para el cuerpo y la mente, los expertos señalan que sumar a la ecuación el factor aire libre añade aún más beneficios.

Según señalan algunos estudios, el nivel de endorfinas que segregamos cuando hacemos deporte aumenta si este se realiza al aire libre. Ejercitarse en espacios abiertos aumenta la intensidad del ejercicio biomecánico y la pérdida de calorías, ya que los desniveles, cambios de dirección y ritmo a los que nos obliga el exterior hace que trabajemos un mayor número de músculos y tendones.

El resultado es una mejora de la coordinación entre tobillo y rodilla y de la tonificación de los grupos musculares. Otras ventajas son la mejora de la autoestima, la memoria y la creatividad; la reducción de los niveles de ansiedad y estrés y el refuerzo del sistema inmunológico.

Si al aire libre añadimos compañía, aumenta la diversión, las posibilidades de socialización y con ellas el chute de endorfinas. «Mucha de la gente que entrena con nosotros ya son amigos. Y en el mismo punto nos juntamos varios grupos diferentes como los de Donostia running o Gros running. La gente acaba relacionándose entre sí y la experiencia es más divertida».

Las sensaciones son positivas. «Las clases al aire libre son una gozada y superamenas. Además, al tratarse de clases sueltas, puedes elegir cuándo te viene bien ir y organizarte mejor», nos cuenta Kizkitza, vecina de Amara que suele acudir a entrenarse en el anfiteatro los domingos. «Los clientes disfrutan muchísimo del sol, de estar al aire libre. Un entorno tan bonito como el anfiteatro, con las vistas que tiene, con la paz que se respira, escuchando a los pajaritos... pues es una pasada. Animo a probarlo, al menos los días en los que no llueva», afirma Yeni.

Hace un par de semanas el equipo de FitVital Morlans organizó en el anfiteatro una clase gratuita de Natural Harmony, disciplina que aúna ejercicios de pilates, yoga y tai chi. «Era un día especial, la primera jornada de regatas, pero acudieron casi una veintena de personas y quedaron encantadas. En otoño ofreceremos clases colectivas gratuitas. Es difícil programarse con antelación por la climatología pero los interesados pueden consultar la web www.fitvitalmorlans.com o nuestras redes sociales», dice Yeni.