El acusado de abusar sexualmente de la hija de un amigo dice que «jamás sería capaz de hacerle eso»

El acusado de abusar sexualmente en reiteradas ocasiones de una menor entre 2015 y 2017 en Donostia, cuando esta tenía entre 12 y 14 años, ha negado los hechos que se le atribuyen en el juicio celebrado esta mañana en la Audiencia Provincial de Gipuzkoa. El imputado era amigo del padre de la joven y había mantenido una relación laboral con la madre, quienes desconocían los hechos que presuntamente había llevado a cabo hasta que la menor se lo comunicó a su educadora.

El acusado ha declarado que conocía a los padres desde 2006 y que mantenía con ellos una relación laboral, ya que había trabajado en un restaurante de Donostia que regentaba la madre y además realizaba trabajos de albañil en el caserío donde sucedieron parte de los hechos denunciados.

En esa casa, según defiende la Fiscalía y la acusación particular, el acusado sacaba a pasear en burro a la menor. En una ocasión, «metió la mano por debajo de su jersey y le tocó los pechos», y también «por debajo de la falda, realizándole tocamientos e introduciendo sus dedos en la vagina». Ante esas acusaciones, el inculpado ha asegurado que es imposible «porque el burro no es manso y si lo suelto sale disparado» y ha añadido que «jamás sería capaz de hacerle eso a la niña, le he visto crecer».

Las acusaciones también le han preguntado por otros episodios que habrían ocurrido en 2017 en un pueblo de Salamanca, en una vivienda perteneciente a los abuelos de la menor y a la que el acusado habría sido invitado para pasar una semana de vacaciones. Según ha mantenido la Fiscalía, en una ocasión el imputado se acercó a ella y le realizó tocamientos en la zona genital, y estando la menor en bikini «le tocó los pechos y le dijo que cómo le habían crecido». El acusado también ha negado estos hechos y ha asegurado que «es mentira» que eso ocurriera. Asimismo ha negado que le besara en los brazos y en las piernas y que tratara de besarle en la boca, gesto que ella rechazó, como sostiene el Ministerio Público. «Eso es mentira, nunca haría eso». También ha defendido que nunca le envió un mensaje a la menor diciendo «esto es un secreto entre los dos, no se lo digas a nadie».

El acusado ha asegurado asimismo que mantenía una mala relación con la madre de la menor por desavenencias laborales. «No me pagó cuando estaba trabajando y me acusó de robar», ha afirmado.

Por su parte los padres de la niña han explicado que fue una educadora familiar a la que acudía regularmente su hija la que les alertó de lo que estaba ocurriendo. «A mí nunca me lo dijo, pero sí noté que estaba muy callada, que tenía un silencio profundo a mis preguntas y que presentaba una tristeza absoluta» ha asegurado su madre, que ha señalado que a raíz de estos hechos la menor «entró en depresión y estuvo medicada por un psiquiatra que me dijo que había riesgo de suicidio y que recomendaba internarla», aunque esa opción se descartó. Por otro lado, ha relatado que le llamaron del colegio en varias ocasiones «porque se rajaba las muñecas».

El padre de la menor ha reconocido que nunca vio «nada raro» entre el acusado y su hija, aunque recordó que en una ocasión en las vacaciones de Salamanca entró en una estancia en la que estaba el acusado con la niña y que «se echó para atrás, como sorprendido», aunque «nunca pensé que era por algo así».

En la vista también ha declarado la educadora de la menor, que se citó con ella tras volver de aquellas vacaciones, y le dijo que «un amigo de su padre se había abalanzado sobre ella y que le había realizado tocamientos en sus genitales por dentro y por fuera». Ha asegurado que estaba «muy nerviosa, lloraba, no encontraba palabras para explicarse» y que presentaba una actitud de «miedo y desconfianza». Sobre la veracidad de las acusaciones lanzadas por la menor, ha señalado que «decía la verdad. No es un perfil de persona que se vaya a inventar algo así. No es mentirosa y entonces no tenía capacidad de decir una mentira y mantenerla en el tiempo».

Por su parte la psicóloga forense que le examinó ha determinado que en la entrevista realizada el relato de la menor fue «breve y escueto», y que esta presentaba «afectación de tipo adaptativo y depresivo», y que no apreciaron que «hubiera una motivación secundaria para testificar esos hechos».

La Fiscalía solicita 24 años y medio de prisión por cuatro delitos de abusos sexuales, uno de ellos continuado, mientras que la acusación particular ejercida por la madre de la menor y que lleva a cabo el letrado Juan Román Zubillaga pide 26 años y medio por los mismos delitos. El juicio terminará hoy con las conclusiones e informes finales de las partes.