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Una victoria balsámica
La Real gana su primer partido del curso al Mallorca con un gol de Oyarzabal, respira y comienza a creerse el equipo que puede ser
Como agua de mayo ya está aquí la primera victoria de la temporada. Hubo que sufrir, volver a fallar delante del portero, que el árbitro ... se anulara un penalti inventado por mano de Barrenetxea en el tramo final y, sobre todo, la Real se ganó a sí misma y ahuyentó sus fantasmas porque esta vez sí que fue un equipo competitivo, intenso atrás y concentrado en cada acción como si le fuese la vida en ello. Los realistas mantuvieron además la puerta a cero para conseguir tres puntos de sutura. La herida sigue abierta, hay que seguir sanando y cosiendo, pero el primer paso está dado y hay que continuar creciendo como equipo porque hay jugadores de sobra para ser mucho mejor plantel de lo que se ha visto en estas seis primeras jornadas. Respiren que ya llueve menos.
Consciente de lo que se jugaba, Sergio apostó por lo mejor que tiene en la actualidad, que, sin embargo, no difiere mucho de lo que planteó en La Cartuja hace pocos días. Soler por Marín fue el único movimiento que realizó el irundarra, deseoso de que por fin la calidad de sus jugadores se impusiera a otro equipo ramplón y sin demasiadas armas como el Mallorca, de nuevo con cinco defensas como en la semifinal de Copa perdida.
Real Sociedad
Remiro; Aramburu, Zubeldia, Caleta-Car, Sergio Gómez (Aihen, m.74); Gorrotxategi, Soler (Turrientes, m.64), Brais Méndez (Marín, m.74); Kubo (Guedes, m.84), Oyarzabal y Barrenetxea (Sadiq, m.84).
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Mallorca
Leo Román; Maffeo (Morey, m.78), David López (Domenech, m.62), Valjent, Raillo, Lato (Mojica, m.78); Antonio Sánchez (Darder, m.62), Mascarell (Samú Costa, m.43), Pablo Torre; Joseph y Muriqi.
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Gol: 1-0, m.48: Oyarzabal.
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Árbitro: Iosu Galech Apezteguía (Comité Navarro). Amonestó a Brais Méndez, Beñat Turrientes, Maffeo y Antonio Sánchez.
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Incidencias: 22.442 espectadores. Antes del pitido inicial, Anoeta brindó un homenaje a las traineras de Orio y Arraun Lagunak, vencedoras de la Bandera de La Concha.
Visto lo visto en el primer acto, la Real de anoche con la de los últimos coletazos de Imanol no fue tan diferente, aunque es cierto que no es fácil lidiar con la situación tan compleja en la que se había metido el equipo. El grupo se mostró más activo y con mucha más actitud que ante el Betis, pero más plana que otros días salvo los últimos diez minutos del primer acto. Ese equilibrio que busca el entrenador, al menos, sí que se apreció sobre el tapete. También es cierto que el Mallorca de Jagoba no propuso demasiado y que Zubeldia y Caleta-Car tuvieron un punto más de agresividad con Muriqi y Joseph como pareja de baile.
Pese a ello, el dominio del choque era txuri-urdin. Para el minuto 11 ya había sacado cuatro córners sin generar peligro. Tampoco todas las internadas de Barrenetxea por banda izquierda encontraban un delantero centro de área que rematara sus envíos. Pero es ahí donde había que ahondar puesto que Sergio también amenazaba por la izquierda. Una pared preciosa entre ambos hizo despertar a Leo Román, que se quitó las legañas y no pudo descansar los ojos mucho más en lo que restaba de noche. En ese mismo saque de esquina en corto, Kubo puso un pase de gol a la cabeza de Aramburu, que al igual que en La Cartuja, falló un gol cantado de los que no se pueden perdonar. Los bermellones tan solo salieron de la cueva con un remate con la zurda de Joseph detenido por Remiro.
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El tiempo pasaba y la intensidad realista iba bajando hasta que Oyarzabal, tras un robo alto de Brais, puso en bandeja el 1-0 a Barrenetxea, que definió peor que en una ocasión idéntica anterior. No tenía que darle demasiada fuerza, tan solo hacer portería. Ni por esas. Otra internada de Kubo casi terminó en autogol de Samu antes del paso por los vestuarios. Al igual que en las primeras cinco jornadas salvo ante el Madrid, la Real merecía marcharse por delante a la caseta. Pero el fútbol no entiende de merecimientos, la Liga no espera a nadie y el respetable tan solo esperaba que el desenlace final no fuese el mismo.
Jugada de tiralíneas
Si se vieron ligeros aspectos de la peor Real de Imanol, el gol vino con una de las señas de identidad del último lustro. Los tres de ataque y los dos interiores presionaron alto, Soler robó el cuero, Oyarzabal descargó a Kubo y éste profundizó con Barrenetxea, que le dijo al capitán métela tú que yo no estoy siendo capaz. El '10', a placer, sacó toda la rabia que la plantilla y la afición tenían dentro. Sin embargo, en vez de meter una marcha más, la Real adormiló el partido, algo que no era lo que mejor venía al choque porque le Mallorca ni pisaba el área de Remiro. Soler, Caleta-Car y sobre todo Kubo tuvieron la oportunidad de matar el choque, pero la primera victoria solo podía llegar así, sufriendo como perros.
Los de Arrasate se agitaron solo con un penalti por mano pegada de Barrenetxea. Que al menos no se pite lo que no sucede. Tras revisión en el monitor, la Real ganó una vida extra que merecía por lo demostrado en el campo. Esta vez no se cometieron errores. No se bajaron los brazos. Se luchó cada balón como si fuera el último. Y eso trae una victoria balsámica con la que seguir construyendo.
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