Sorloth: Un toque basta, la ley del delantero
El noruego se estrena como goleador con la Real al culminar una combinación brillante a la primera entre Silva, Merino y Alexander Isak
De todos los pecados que un delantero centro puede cometer en campo contrario, el peor es dar dos toques seguidos al balón. En ese oficio, ... el de nueve visitante, la economía es ley. Un toque y basta. Así se han forjado leyendas, de Gerd Müller para abajo. Se han firmado grandes partidos sin siquiera tocar el balón.
No cometió el error de adornarse Alexander Sorloth en el primer gol, una jugada con grave riesgo para él de quedarse paralizado con los ojos como platos viendo la combinación Silva-Merino-Isak. ¿Pero esto qué es?, y perder el hilo. El noruego, en cambio, tiró de manual. Un toque, aunque el gol exigiese dos. Porque el gol exigía dos, pero la ley lo impide. El noruego, entonces, quebró con el cuerpo en un finta de balonmano, dejó correr el balón dos palmos a la izquierda, eliminó a Oblak y tac.
El balón lo tenía el Atletico de Madrid y cinco toques después lo volvía a tener, pero para sacar de centro. Hay toques que suman (para la estadística) y toques que multiplican (para ganar). Cuando tocan a la primera, sucesivamente, Silva, Merino e Isak la jugada avanza en progresión geométrica, a cada pase multiplica su categoría. El juego al primer toque, en general, es una muestra de buen gusto; cuando entran en esa rueda esta clase de jugadores deja de ser un disfrute estético para convertirse en otra cosa. En algo muy peligroso.
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Sorloth eligió un monumento para estrenar su casillero como goleador en la Real, en su octavo partido. El gol pareció intimidar al Atlético, que perdió el hilo. La Real le estaba ofreciendo un partido extraño, por la periferia del campo, y los locales no supieron descifrarlo. Muy atrás y muy abierto, el equipo blanquiazul dejó grandes espacios por la zona ancha, como desafiando al Atlético: inventa si sabes. En ese diálogo de sordos, Sorloth interpretó su papel, confundiendo el inicio de las jugadas rojiblancas y ofreciendo salidas a los suyos. Descargó balones, primer mandamiento de un nueve, categoría que aún debe confirmar.
Interpretó su papel, confundiendo el inicio de las jugadas rojiblancas y ofreciendo salidas juego
El partido iba extraño, con la sensación de no estar bien cosido. Acciones sueltas, más que un hilo conductor, y Sorloth creó peligro en una conducción en la que no acertó con el momento de pasar a Isak. Los dos escandinavos destacan corriendo para adelante, más que en fijar, asunto de importancia sobre todo fuera de casa.
El noruego, pese a su tremenda armadura, no tiene alma de duro fajador. Pero Imanol se la pidió al retirar al Isak del campo y dejarle solo en punta. Respondió Sorloth con eficacia. Enviado a jugar en inferioridad, como todos los nueves, toda la vida. Lo mejor fueron un par de conducciones de esas que ganan importancia según se van difuminando las opciones de que la cosa acabe en gol.
El noruego, pese a su tremenda armadura, no tiene alma de duro fajador, pero Imanol se la pidió
Con todo, su mejor acción fue un balón largo ganado a la manera clásica con Kondogbia y Felipe colgados del cuello, en la que dejó solo a Portu delante de Oblak. Del asunto se encargó Munuera, pitando falta al noruego por ser capaz de saltar acarreando dos tipos de 1,90. Tal fue el disparate que Sorloth hasta protestó.
Su actuación concluyó en el minuto 88, muy lejos de la maravilla del 0-1, cuando fue relevado por Lobete. Con un toque basta. Con un gol, también. Sobraron tres.
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