Silenciar el Bernabéu antes de ponerlo en pie
Odegaard «sueña» con eliminar como txuri-urdin al Real Madrid antes de triunfar de blanco
Oskar Ortiz de Guinea
Miércoles, 5 de febrero 2020, 06:25
Afirmar que cuando un balón se cruza por delante de Martin Odegaard en un campo de fútbol siempre da la sensación de que puede ... pasar algo -y lo que sea será bueno-, resulta una obviedad como que la lluvia cae de arriba a abajo y las nubes se las lleva el viento, o no. Lo cierto es que su magia trasciende los terrenos de juego. Quizá sea por su semblante, su rostro de niño bueno bajo un pelo rubio escandinavo, pero ante un micrófono el mago de Drammen transmite el mismo buen rollo que sus compañeros agradecen sobre el césped. Con pocas palabras y mucha sencillez, el noruego se hace querer. Y sobre todo consigue que se le crea todo lo que sale por su boca. Lo mismo cuando reitera que es «muy feliz en la Real Sociedad» que cuando asegura que el equipo txuri-urdin «puede ganar» mañana al Real Madrid. Y tras escucharle, uno abandona tan contento la sala de prensa de Zubieta, convencido de que los hombres de Imanol Alguacil, los mismos que recientemente salieron sonrojados del Benito Villamarín y trasquilados de Butarque, son capaces de plantarse mañana en el coliseo blanco y protagonizar un 'bernabeuazo'. «Ya hemos demostrado tener el nivel para competir contra los grandes», enfatiza el internacional noruego. Como para negarle nada y privarnos de algo gratuito como soñar.
Porque eso, «un sueño», supondría eliminar al trece veces campeón de Europa. Martin Odegaard (Drammen, 1998) da por hecho lo que todos, que la empresa será «complicada». Pero cuando con la misma naturalidad que asume que el Real Madrid es «un gran rival», apostilla sin pestañear y en un claro castellano que «podemos hacer daño contra cualquier equipo», uno siente que sus palabras no son huecas. Que habla desde el convencimiento.
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De hecho, la Real ya ganó la temporada anterior a un Real Madrid deprimido y deshecho, y el pasado noviembre lo tuvo contra las cuerdas ante la angustia de un Santiago Bernabéu ojiplático ante el torrente de juego blanquiazul tras el tempranero gol de Willian José. Ese día, «jugamos muy bien, sobre todo los primeros 40 minutos», justo «antes» de que Benzema empatara al enviar con el pecho a la red el balón servido por Modric. «Tenemos que jugar como empezamos la otra vez, pero hacerlo todo el partido. Si lo logramos, podemos ganar».
«Fresco y con ganas»
Personalmente, llega a esta eliminatoria «mejor» que aquel sábado noche de noviembre, cuando reapareció en el Bernabéu tras una lesión de tobillo que le impidió jugar en Granada y ante el Leganés.
Si no fuera por su pinta de turista, Odegaard bien podría pasar por hernaniarra, azpeitiarra o donostiarra. Sabe dónde está y lo que significa la Real mejor que otros foráneos con más tiempo en Zubieta. Cuando se le pregunta si la eliminatoria será especial para él por medirse al club que le tiene cedido en Gipuzkoa, responde que «sí, pero no solo para mí. Para todo el club es un gran partido. Unos cuartos de final de Copa es algo muy especial y vamos con muchísimas ganas».
El discurso del noruego se asemejó mucho al de Mikel Merino la víspera a la h ora de evaluar las consecuencias de la «dura derrota» encajada el domingo en Leganés, donde la Real no rindió a su mejor nivel pero bien pudo haber vencido si el colegiado Melero López hubiera pitado el penalti sobre Januzaj que todo Butarque vio. «No me gusta el VAR, pero para mí, por las imágenes que he visto, es penalti claro. Pero no soy el árbitro», sonrió.
Su mejor antídoto para pasar el trago es «no pensar en el pasado, sino en el próximo partido, que es el jueves, por lo que es más fácil mirar para adelante cuando los partidos vienen tan rápido».
De hecho, el escaso margen entre los dos partidos en tierras madrileñas motivó que Imanol decidiera dar descanso en Butarque a Oyarzabal y darle solo la media hora final al propio Odegaard. El 21 realista entiende que «es normal rotar un poco» porque «hemos jugado muchos partidos en poco tiempo» y, de este modo, irán al Bernabéu «más frescos». Pero él, está dispuesto a jugarlo todo. Físicamente, piensa que recupera «bien de un partido a otro», por lo que prefiere «jugar cada tres días, si no, la semana se hace muy larga». La actual es de traca, con el encuentro contra el Athletic el domingo. «Ahora estamos centrados en el Madrid. Luego, el derbi».
Modric, su ídolo de siempre
Sobre el Madrid, al que conoce bien por su etapa en Valdebebas, destaca que «todos los jugadores son muy buenos», pero si tuviera que elegir uno que no se vistiera de corto, se queda «con los que juegan en mi posición, como Luca Modric, un ídolo para mí en toda mi vida». Tras cumplir su deseo de jugar junto al croata, tiene «un sueño» mañana con la Real. «Podemos ganar» y silenciar el Bernabéu, un campo que espera verle triunfar en un futuro.
«El plan de estar dos años aquí no ha cambiado, soy feliz en la Real»
Las tres negaciones que los evangelistas contabilizaron a San Pedro tras la Última Cena se van a quedar en pocas ante el número de ocasiones -y las que aún quedan- en que Martin Odegaard ha debido asegurar que no, que la próxima temporada no regresará al Real Madrid sino que permanecerá en la Real Sociedad para cumplir la segunda de las dos temporadas acordadas en la cesión convenida por los dos clubes. Una vez más, el noruego aseguró ayer que en su cabeza mantiene la idea de completar su formación en Zubieta, donde se siente «muy feliz».
Pese a que la cesión del noruego fue convenida por dos temporadas, es sabido que legalmente este tipo de acuerdos solo pueden firmarse de año en año. También es evidente que la buena temporada que está completando Odegaard no pasa desapercibida para nadie, y menos para la prensa madrileña, que de vez en cuando publica que el club de Florentino Pérez podría repescar en junio al mirlo que debutó de blanco con solo 16 años. El mago de Drammen sigue refrendando que estará dos cursos de txuri-urdin antes de cumplir su deseo de triunfar con su chistera en el Santiago Bernabéu. «Ese es el plan. Estoy muy feliz aquí. Estoy centrado en el día a día y no puedo ser más feliz aquí. No han cambiado las cosas».
Sabe que el Real Madrid sigue de cerca sus evoluciones en la Real Sociedad y que es un jugador del agrado de Zidane, con quien mantiene «una buena relación. Ha sido mi entrenador en el Castilla y en el primer equipo. Es un gran entrenador y he aprendido mucho con él. Sabe mucho de fútbol y me alegra que lo esté haciendo tan bien».
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