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Turrientes y Barrenetxea rodeados de jugadores del Villarreal. Lobo Altuna
Crónica | Real Sociedad 2 - 3 Villarreal

El fútbol no entiende de merecimientos

Los de Sergio caen en el 95' sin merecerlo con un gol de Moleiro ante un Villarreal igual de rácano que efectivo

Beñat Barreto

San Sebastián

Domingo, 30 de noviembre 2025

La Real cayó derrotada en el minuto 95 ante el Villarreal después de que Moleiro enviara a la red un rechace en un mal despeje ... de Aramburu, y si bien el golpetazo fue brutal Anoeta reconoció y aplaudió a los suyos el buen encuentro jugado ante el segundo clasificado, que se ha gastado en verano nada más y nada menos que 102 millones de euros. Impensable hace semanas, los de Sergio no es que compitieran ante el submarino, sino que fueron mejores en el cómputo general del partido. Pero el fútbol no entiende de merecimientos y sí premia a los que aciertan. Ahí el Villarreal va sobrado. Pocas veces un equipo se llevará semejante botín proponiendo tan poco, algo que sorprende con la calidad y la cantidad de recursos que posee Marcelino. Se habla de Getafes, Levantes y otro de tipo de equipos, pero el Villarreal fue un equipo rácano a la par de efectivo.

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El fútbol tiene esas cosas, y no todos los días puede salir cara. Si ante el Celta, Soler empató en el 89, si ante el Athletic Gorrotxategi fusiló a Simón en el 92 y si Oyarzabal rascó un punto de penalti en el 89 ante el Elche, el destino quiso devolvérsela a la Real con todas las fuerzas del mundo. Moleiro, previo pago en el periodo estival de 16 millones de euros, sacudió el fin de semana txuri-urdin con un remate al palo corto después de que los blanquiazules, al igual que ante el Espanyol, empataran un 0-2 inicial. El hambre de este equipo es tal que incluso se creyó que podía ganar el partido y quizás la ambición hace que ayer volara un punto, pero se prefiere un equipo vivo, valiente, que se repone a golpes y golpes, que no una Real insulsa que no es capaz de competir en los partidos. Alavés, Girona y Levante en el horizonte para seguir confirmando que plantilla –y staff– hay como para pelear a final de año por objetivos bonitos.

La baja de Mikel Oyarzabal trastoca mucho los planes, tanto por lo que aporta como lo que genera en el resto. Apostó Sergio por dar entrada a Sadiq, lo más parecido a un nueve del primer equipo que le queda, para sentar a Barrenetxea y colocar a Kubo en la derecha, cuando quizás, en este momento, el nipón debe tener otro rol en el equipo. Y entenderlo, claro. Con Guedes enchufado y Barrenetxea sano, el irundarra optó por el japonés, muy errático en la primera mitad. En defensa también hubo sorpresas. Zubeldia se cayó de la convocatoria por unas nuevas molestias y Caleta-Car pasa a ser el cuatro central puesto que Martín compartió zaga con Aritz.

El inicio de partido fue raro, con aficionados entrando tarde y un ambiente más que frío en las gradas. Marcelino, perro viejo donde los haya, empezó sumando el primer punto ganando el sorteo de campo y cambiando de lado a los equipos. Los supersticiosos se acordarían de ello en el 95'. El guion fue el previsto. El Villarreal, agazapado atrás en su habitual 1-4-4-2, no necesitó el balón para sentirse cómodo en el encuentro. Como viene siendo habitual en sus partidos de Liga, su primer disparo a puerta terminó en el fondo de la red cuando ni siquiera había asomado por el área de Remiro.

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La Real tenía la posesión, estéril por momentos puesto que Sadiq no era capaz de sujetar el balón, Kubo no era punzante y Guedes ni siquiera entraba en contacto con la pelota. Gorrotxategi se tuvo que colocar como un central por el costado derecho para arrancar jugada, pero Soler y Brais no daban ritmo y velocidad necesario como para derribar el muro amarillo. El resultado, un submarino plantado sin ganas de proponer y sí de correr. Asomó la Real con un remate de Kubo con la derecha repelido por Júnior en el primer palo, mientras que poco después llegó, por fin, una buena combinación entre Brais y Guedes que terminó con un centro atrás del luso buscando a Sadiq. El nigeriano remató a Mouriño y no al esférico.

En una de esas internadas de Kubo muy mal ejecutadas llegó el primero del Villarreal. El japonés no estuvo nada fino en el primer acto, y una jugada mal acabada originó un contragolpe letal en otra jugada básica del fútbol. Moleiro sujetó por dentro, Comesaña corrió al espacio y Pedraza se encontró sin oposición para ponerle en bandeja el 0-1 a Ayoze, solo en el segundo palo. Kubo sale en las tres fotos, tanto en la pérdida en ataque, como en el mal despeje, como en no seguir a Pedraza que es su par y está sin oposición. Si no se puede ser decisivo en ataque, al menos hay que echar una mano atrás. Sin ser el nipón el único culpable, la Real volvió a defender mal tres jugadas, suficientes para que el Villarreal hiciera tres goles. 21 recibidos en 14 partidos son demasiados, y eso que Gerard tuvo el 0-2 poco después. Se agitó la Real con un remate de Brais y un cabezazo de Aritz antes del paso por vestuarios.

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Un resbalón que condena

No cambió demasiado el guion en el inicio del segundo acto, pero el Villarreal volvió a penalizar a la Real sin hacer absolutamente nada. Soler, al igual que otros compañeros, se resbaló escorado en banda para que Mouriño robara y Ayoze encontrara de tacón a Moleiro, que va sobrado de calidad. Aramburu optó por tapar el pase al exterior y el canario fusiló a Remiro marcando un golazo. Increíble visto lo que ofrecieron unos y otros.

Hambre

La Real fue en busca del triunfo tras el golazo de Barrenetxea, pero esta vez la moneda cayó cruz

Sin embargo, la Real se agarró al partido con uñas y dientes gracias a un golazo de Soler, que se redimió del fallo anterior. El valenciano cortó alto, Kubo le encontró en la frontal y Soler, en estático, dibujó una parábola al palo contrario para darle una vida extra al equipo, que se vino arriba con remates de Guedes, primero con la derecha y luego con la izquierda. Al choque solo le quedaba la obra de arte de Barrenetxea, que tocado por una varita empató el marcador con una falta directa digna de De Pedro. Impresionante cómo cae la bola tras superar la barrera.

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Este equipo tiene hambre, y en vez de conformarse con el punto fue a por los tres descuidando la retaguardia. Turrientes sacó bajo palos el 2-3 de Oluwaseyi en otro contragolpe, pero en ese córner y tras un defectuoso despeje de Aramburu, Moleiro reventó todas las ilusiones txuri-urdin. Primero silencio sepulcral, luego ovación mayúscula tanto por el partido como por el esfuerzo. La herida dejará dolor días, pero esta Real está muy viva y lo seguirá demostrando.

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