Perseverar y ganar tiempo
Un gol de Soler en el minuto 88 evita la derrota (1-1) en Vigo de la Real, que jugó contra diez todo el segundo tiempo
La Real rescató un empate en Balaídos (1-1) en otro partido frustrante en el que jugó mejor que el rival pero solo evitó un ... nuevo descalabro gracias a un cabezazo in extremis de Carlos Soler en el minuto 88. El gol supuso un alivio inmenso después de sentir el aliento de la derrota durante todo el segundo tiempo, que el equipo de Sergio Francisco jugó contra diez por expulsión del central del Celta Starfelt. El tanto del valenciano deja al equipo blanquiazul 18º en la tabla, con seis puntos en nueve jornadas, y gana tiempo para el entrenador, que sigue en posición delicada con una cuarta parte del campeonato ya consumida.
El añorado 'Pato' Reizabal decía, en uno de aquellos juegos de palabras que le encantaban, que a Vigo se iba a 'perceberar'. Y, cosas del fútbol, eso le salvó a la Real, perseverar, insistir. Creer quizá sería mucho decir, porque se notaba cierta resignación pese a la indudable voluntad, después de volver a fallar media docena de ocasiones claras, una vez más. Tras un segundo tiempo agustioso, en el que los jugadores blanquiazules se consumían en su impotencia para superar a un Celta con diez desde el descanso, el cabezazo de Soler permitió salvar los muebles.
Abrió el marcador Pablo Durán a los 20 minutos, pero el gol no doblegó a la Real, que intentó jugar y, de hecho, fue más que el Celta en todo el tramo final del primer tiempo. De nuevo, la incapacidad para ver puerta lastró al equipo blanquiazul, con tres ocasiones claras en la cabeza de Oyarzabal, por dos veces, y en la de Yangel Herrera, titular por primer partido. El equipo gallego, por el contrario, embocó su primera y única oportunidad digna de tal nombre.
La expulsión de Starfelt en una acción absurda al filo del descanso, un rifirrafe con Herrera a la espera de que se botase un córner, acabó por ser nociva para la Real. El gol anulado por fuera de juego a Oyarzabal nada más regresar de vestuarios fue el último destello de lucidez de los blanquiazules. A partir de ese momento se impuso el padecimiento.
A la Real, como si los jugadores fueran conscientes de que no remontan un partido para ganar desde aquel de Granada hace casi dos años, se le apagaron las luces para encontrar caminos entre la defensa del Celta. Por supuesto, hizo internacional al meta Radu, autor de un puñado de paradas al más puro estilo Lev Yashin, que sacó balones a Oyarzabal, Guedes, Karrikaburu, Soler...
Todo parecía conspirar contra la Real, el clásico equipo en dificultades al que todo le sale mal y no importa lo que haga, que nada funciona. Fue superior al Celta en todo momento, pero se fue estrellando contra la muralla gallega y su propia impotencia.
Los cambios, sin embargo, funcionaron esta vez, como el día del Espanyol en Anoeta. Entraron Guedes, Soler y Karrikaburu y dirigieron el acoso a la meta de Radu. A base de 'perceberar' más que de fútbol, pero el caso es que la Real empujó y empujó. Por supuesto, en la jugada del gol intervino Mikel Oyarzabal, que combinó con Guedes para que el portugués pusiera el balón en la cabeza de Soler. El valenciano picó muy bien el cabezazo para aprovechar el césped mojado por la lluvia para que el balón acelerase, imposible para el meta rumano del Celta.
El punto sabe a muy poco a la Real, pero tampoco puede obviarse que poco antes del gol de Soler el celtiña El-Abdellaoui se plantó solo ante Remiro en una contra de campo a campo. El noruego, sin embargo, remató fuera y de lo que pudo ser el 2-0 se pasó al 1-1 definitivo. Un punto que coloca a la Real 18ª, aún en puestos de descenso, y que abre una semana corta hasta el partido del viernes en Anoeta contra el Sevilla.
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