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Qué será de esta Real

Desde mi tele ·

Los rivales entran al campo con la convicción de enfrentarse a un oponente temible y se encuentran con uno timorato

Imanol Troyano

San Sebastián

Sábado, 11 de julio 2020, 08:25

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Hay una cántico que se repite en los campos ingleses sin importar la categoría o la ciudad. Bien sea el norte o el sur de la isla. Se canta, eso sí, tras los partidos de la Copa de la Liga o la FA Cup. La estrofa es sencilla y dice así: «Qué será, será; whatever will be, will be; we're going to Wembley; qué será, será». Se entona a capella para celebrar el pase a la siguiente ronda que acerca al equipo en cuestión a Wembley, el templo del fútbol inglés y sede de las finales a las que solo optan los clubes modestos. Como la que va a jugar algún día la Real. La escueta pieza musical es una versión balompédica de la que interpreta Doris Day en la película 'El hombre que sabía demasiado'.

En el Reale Arena no se canta. No hay cuerpos que lo puedan hacer, pero tampoco queda cuerpo para hacerlo. La vuelta del nuevo fútbol se ha tornado en algo dramático para la Real. Ayer fue el Granada, pero antes fueron Osasuna y Celta. Eso de puntuar en Anoeta nunca había sido tan fácil.

El cuadro blanquiazul juega con miedo. Le tiemblan las piernas y eso es una señal muy preocupante en la recta final de cualquier campeonato. La debilidad de los jugadores realistas no hace más que alimentar las opciones del rival, que entra al campo con la convicción de enfrentarse a un oponente temible y acaba encontrando uno timorato. La Real está concediendo demasiado. Está cometiendo errores impropios del lugar en el que está clasificado y ya no sorprende que la única victoria que haya conseguido en la reanudación de la Liga haya sido ante el único equipo descendido. Tras remontar y sudar de lo lindo, eso sí.

Las horas de descanso no justifican un mal pase, un error en la marca o fallar un gol cantado

La Real se ha empeñado en complicarse la vida. Los fallos a la hora de entregar un pase al pie a un compañero, los desbarajustes en las marcas al hombre o las endebles presiones al adversario no encuentran justificación en las horas de descanso. Tampoco errar un gol cantado ante el portero. Si ese argumento va a disculpar la situación actual, mejor no presentarse en Vila-real. La Real ha mutado de un equipo admirable a un grupo de pardillos.

Habrá quien se quiera quedar con la reacción de los jugadores al empatar el marcador. Es muy loable. Pero de nada sirve cuando muestras semejante fragilidad en área propia. Como esos aficionados británicos, yo también me pregunto qué será de esta Real, pero lo hago tras cada derrota. ¿Cantaré tras veces más? Que acabe esto ya.

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