Otros no pueden decir lo mismo

La Real fue más cerebral que nunca en el Reale Arena. No se dejó llevar por la pasión. Actuó con cabeza, quizás a veces con excesiva cabeza. Pero eso le ayudó a mantener el raciocinio en todo momento y a salir viva ante el Sevilla. Otros no pueden decir lo mismo.

Imanol volvió a repetir el recurso de la defensa de cinco. Una opción que resultó igual de sorprendente que conveniente. Europa no se iba a resolver en esta jornada. Con Zubeldia incrustado entre Le Normand y Aihen, la Real no se iba a propasar en la circulación por dentro. Apenas se vieron pases horizontales, más bien verticales, sobre todo a Portu. También aperturas a las bandas. A Aihen y a Zaldua, porque ayer no había atacante de banda con el que poder conectar. Los laterales debían de proyectarse más que nunca hacia la línea de fondo rival, ya que en principio había piezas suficientes para guardar las espaldas. Los dos lo intentaron, aunque sus acometidas acabaron siempre en centros a ninguna parte.

En el centro del campo, Merino y Zubimendi no daban abasto entre Mudo, Jordán y Gudelj. Así, los atacantes blanquiazules tendieron su juego hacia el interior. Oyarzabal y Portu pivotaron alrededor de Willian José y tan solo exploraron los costados para romper a la carrera.

La Real esperó con firmeza sus momentos. Llegaron a través de recuperaciones en campo rival como el disparo de Merino en la primera mitad que despeja Bono. También en una acción de contraataque en la que Zubimendi asiste a Portu y éste dispara al larguero. El mano a mano del que dispone Willian José reforzó el planteamiento de Imanol. La Real parecía no estar muy interesada en conseguir un buen resultado, pero disfrutó de ocasiones inmejorables para marcar.

Ahora toca visitar el Wanda para medirse a un equipo dirigido por un entrenador que desayuna ímpetu. La Real ha demostrado tener cabeza, que no le falle las piernas.