Objetivo cumplido en la temporada
La Real se impuso al Sevilla en Anoeta en un partido de mero trámite a efectos clasificatorios ya que ambos equipos habían logrado sus objetivos ... con antelación. Guipuzcoanos y andaluces se presentaron con la clasificación europea asegurada de antemano, por lo que se daban por satisfechos. Pero la Real quería ponerle el broche de oro a su gran temporada con una victoria. Con esa idea saltaron al césped los jugadores blanquiazules estrenando la indumentaria de la próxima temporada. La Real llevó el peso del juego durante la primera parte a pesar de que el Sevilla salió con la presión alta para evitar la salida de balón fácil de los blanquiazules desde atrás, obligando a los de Imanol a jugar en largo buscando el ataque. Una vez sobrepasada esa presión, la Real encontró espacios para crear peligro ante la portería de Dmitrovic.
En una ocasión no exenta de fortuna por el tropezón de Navas, la Real se adelantó en el marcador por obra de Brais tras aprovechar un pase de Barrenetxea. El partido se ponía de cara para los txuri urdin, quienes supieron administrar esa renta hasta el descanso.
Tras el paso por los vestuarios, Mendilibar introdujo varios cambios y el partido fue más abierto. Oliver Torres mandó un balón al palo, después llegó un disparo de Manu Bueno y al minuto siguiente Badé, solo ante Remiro, malogró una gran oportunidad para establecer el empate para el Sevilla. La Real también tuvo varios acercamientos con peligro al área andaluza. La entrada de Merino, Oyarzabal y Guevara proporcionó a la Real mayor posesión de balón. Y nada más entrar al terreno de juego, Cho marcó el segundo gol txuri urdin.
Apenas tuvo tiempo para asentarse en el campo cuando llegó el gol de Lamela, que recortaba distancias para el equipo de Mendilibar, pero la Real supo administrar su renta hasta el pitido final. El marcador hacía justicia a lo que había sucedido en el terreno de juego.
Hay que destacar el trabajo en la sombra de Imanol. Las horas de esfuerzo en Zubieta tienen recompensa
La Real se llevó los tras puntos para concluir la temporada por encima de 70 puntos, exactamente 71, y lo hace con broche de oro al certificar de nuevo el pase a la Champions League. El objetivo estaba cumplido antes de la disputa de este partido y sirvió para dar tranquilidad al aficionado, que pudo disfrutar de la última jornada, no como había sucedido en temporadas anteriores.
Fue una bonita despedida a Asier Illarramendi, merecida después de tantos años. Ha dado siempre lo mejor de sí en servicio al club. El mutrikuarra le cede la capitanía a Oyarzabal y el número 4 a Zubimendi, para que se quede en la Real y asuma sus galones.
Y también hay que destacar el trabajo en la sombra de Imanol. Las horas de esfuerzo en Zubieta tienen recompensa. Nos ha llevado a estar de nuevo con los mejores equipos de la Liga una temporada más y el mérito también es suyo.
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