Sin lugar en este fútbol

La Real ofreció otra imagen, de acuerdo. Parecía obvio que el rival, pese a ser el Real Madrid, iba a exponerse más en su planteamiento inicial que Osasuna y el Alavés. En la primera mitad los realistas demostraron un buen posicionamiento en el campo y complicaron el juego madridista ejerciendo una presión eficaz en ataque. Lástima que la zaga madridista, siempre bien plantada, cortara de raíz cualquier acción ofensiva susceptible de acabar en gol.

Al equipo de Imanol le costó en exceso encontrar en zona de tres cuartos espacios que le facilitaran pisar el área rival, y las acciones potencialmente más peligrosas llegaron gracias a robos en campo visitante. El ataque posicional no funcionó y las bandas tampoco dieron la impresión de ser un recurso prometedor.

El Madrid de Zidane lo fio casi todo en ataque a Vinicius. El brasileño rompió en velocidad a Gorosabel y tuvo las mejores ocasiones del primer acto. Benzema y sobre todo James apenas inquietaron a la defensa txuri-urdin. La amplia movilidad de Valverde incordió más incluso que el colombiano. El uruguayo brilló más que Casemiro y Kroos en un centro del campo que echó de menos la magia de Modric y de Odegaard. Merino y Zubeldia sostuvieron la escasa capacidad creativa guipuzcoana en el eje central.

El arranque de la segunda parte ratificó que Vinicius fue la mayor amenaza del cuadro merengue ayer en Donostia y debido a la falta de contundencia defensiva de los locales consiguió forzar un penalti de dudosa legitimidad. La Real se encontró otra vez a remolque y solo la entrada en el campo de Januzaj imprimió nuevo carácter en ataque.

El belga, por dentro, fue más decisivo que Odegaard, incluso marcó un gol que Courtois no hubiese llegado a parar ni en sus mejores estiradas. El tanto de Benzema ayudado del brazo fue otra piedra más en el camino realista. Pese a ello, cerca estuvo de la igualada en un tramo final en el que Zubimendi y Roberto López dejaron detalles interesantes. Eso sí, la urgencia de ganar empieza a apretar.