Se levantan a lo grande

Fue, en una situación crítica, un golpe de orgullo y fútbol para superar con claridad a un Villarreal que me pareció más cansado, a pesar de tener dos días más de descanso.

De verdad que si al final Imanol consigue llevar a sus muchachos hasta Europa, el mérito será tremendo, porque la Real ha remado –rema– contra viento y marea y por la peor calle. Ha cometido errores y graves y ya lo hemos destacado, pero es que además le han puesto tantas zancadillas en su camino, que es un milagro que el equipo siga vivo y creyendo. Y por lo visto ayer cree.

Ya les he dicho más de una vez que, por encima de errores, fallos, lesiones, cansancio y enormes injusticias, era de agradecer el esfuerzo extremo que están haciendo los de la camiseta txuri-urdin. Y hoy, después de una gran victoria que mantiene muy viva a la Real, tengo que insistir en ello. No quiero personalizar en nadie, pero sería injusto no mencionar a Mikel Oyarzabal. A partir de este pedazo de jugador, que siente la camiseta como nadie y en cada balón lo da todo y mucho más, esta Real está destinada a darnos grandes alegrías, como sucedió por ejemplo hasta marzo. Y como volvió a suceder ayer. Tampoco quiero olvidarme de Zubimendi en representación de todos los chavales, que en su cuarto partido en Primera dio todo un recital de ordeno y mando en una zona muy delicada del terreno de juego. Ni de Odegaard, que sigue jugando lesionado para aportar todo lo que puede...

Con más de medio equipo titular fuera por las lesiones –eso pasa normalmente cuando quieres dar más de lo que puedes y la Real lo está haciendo–, con chavales sin ninguna experiencia en el máximo nivel, y con todo lo que ha tenido que aguantar nuestra Real, el triunfo de ayer es una más que merecida recompensa, que debe impulsarle contra el Sevilla, al que de paso, metieron en la Liga de Campeones.

Para superar al que es el segundo mejor equipo desde la reanudación, hizo falta que volviera una Real fiable, con solo una laguna, la del gol encajado, pero cuando su ventaja ya parecía insuperable para un Villarreal inferior, que nunca pudo contra el empuje de los nuestros.

Quedan, como decía, dos partidos, solo seis puntos en juego, y dos rivales como Sevilla y Atlético de Madrid por delante. No va a ser fácil precisamente, pero con el mismo empeño y el talento que tiene, que al final y pese a todo siempre sale a relucir, esta brava Real puede llegar y debe llegar a Europa, porque en el conjunto de la temporada no tengo ninguna duda de que lo merece. Y con creces.

Pero llega el Sevilla el jueves, solo dentro de 48 horas, y con –cómo no– un día más de descanso y la batalla promete ser de nuevo épica. Ojalá que el subidón impulse a los de Imanol hacia una nueva victoria. Pero habrá que sufrir. Y es que ahora sufres hasta cuando metes un gol... por si el VAR...