Imanol lo intentó pero era difícil con diez
El Getafe venía con la lección aprendida. No había ganado ningún partido fuera porque habían sufrido bastante en defensa y por ello salieron ayer con ... la zaga muy adelantada. De esta forma, empezaron presionando y no dejando a la Real mantener el balón en su poder mucho tiempo. Al principio su fórmula no les funcionó porque en el minuto cinco un buen balón de Portu desde línea de fondo lo remató muy bien Merino.
Pero la expulsión fue la clave. El Getafe logró convertir el partido en un choque muy de ida y vuelta, sin que ningún equipo dominara la posesión de la pelota. El cuadro madrileño siempre se empleó al límite y a que se jugara el menor tiempo posible. Es lo que hacen los equipos de Bordalás.
La Real supo en un principio salir bien de ese juego, que no se le da muy bien. A los nuestros les gusta tener el balón, que le dejen jugar y espacios. Pero al final se jugó a lo que el Getafe quería, a la lucha y pelea. Se acumuló mucha gente por dentro. Solo una vez que la Real salía de la presión alta del Getafe conseguía llegar al área. Lástima la parada de Soria que sacó un buen balón a Oyarzabal.
La primera tarjeta a Llorente puede ser dudosa. Su expulsión cambió todo
Fue un partido de mucha intensidad en la primera mitad, con ocasiones y la pena del gol anulado a Monreal. La Real buscaba mucha verticalidad para llegar al rival con mucho movimiento de jugadores, no estando estancos y buscando llegar por diferentes sitios para desorientar un poco a la defensa del equipo azulón. En la primera parte competimos bien, sabiendo responder tanto ofensivamente como arriba.
En la segunda mitad, el Getafe hizo un cambio ofensivo pero el factor que lo cambió todo fue la expulsión de Llorente. La segunda es clarísima, pero la primera puede ser más dudosa. Siendo tan intenso como es el Getafe, estar un central con amarilla en el minuto diez no es fácil. Así llegó el gol de los del sur de Madrid, con Mata adelantándose muy bien a Guevara.
Pese a ello, Imanol replanteó el partido bien porque podía ir a conservar el empate pero prefirió sacar a Isak, acumulando mucha más gente por dentro, a riesgo de darles las bandas a ellos. Con la salida del sueco, el técnico formó 4-3- 2 con rombo acumulando gente por dentro y con Odegaard y Oyarzabal de interiores. Por ahí ha sido donde la Real consiguió un poco dar la vuelta al partido, volviendo a tener ocasiones.
La buena actitud de la Real y la afición pueden hacer del nuevo campo un fortín
La pena fue el gol final. Cucurella se fue bien, Moya salió mal, Monreal desvío el balón y, con todas estas circunstancias acumuladas, el remate de Maksimovic acabó en la red pese a la presencia de tres defensas txuri-urdines. Así que al final, derrota y tristeza pero hay que quedarse con la conclusión de la buena actitud del equipo. Era un partido contra un rival de los que no se nos suelen dan muy bien, porque nos gusta más tener el balón y dominar por dentro, y al final se pierde cuando con un equipo tan intenso acabas con diez. Era difícil dar la vuelta al partido pese a que se ha intentado.
Al menos, la afición respondió como siempre. Está claro que desde que tenemos el estadio nuevo la afición está mucho más encima. El ambiente es muy diferente. Pese a la derrota de ayer tarde, la Real Sociedad puede hacer un fortín de su campo.
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