El juego del todo o nada
Desde mi córner ·
Imanol Alguacil no firmó el empate con un hombre menos e introdujo a Isak y Barrenetxea para buscar la victoria a toda costaEl gol de Mata antes de llegar al minuto 70 de partido dejó una cosa clara. El empate en casa nunca es una opción para ... Imanol Alguacil. Ni con un hombre menos. En vez de dar entrada a Aihen para colocar a Monreal como improvisado central, adelantar a Zubeldia al medio y reforzar el eje con Sangalli, el técnico oriotarra optó por la opción más arriesgada. Introdujo a Isak por Guevara y a Barrenetxea por Portu, porque la distancia entre conseguir un punto y ninguno es exigua y el miedo a perder ante tu gente no existe cuando juegas el mejor fútbol de la Liga.
No hay que darle épica a la derrota de ayer de la Real, la primera de la temporada en Anoeta. Tampoco hay que sentir frustración, aunque cueste, porque este tropiezo no se parece en nada a los que se pudieron vivir el curso pasado ante Valladolid o Villarreal por poner dos ejemplos. Cierto es también que los donostiarras no jugaron al mismo nivel que contra el Atlético de Madrid o Alavés. El Getafe siempre dio la sensación de ser un oponente incómodo, a pesar de disfrutar de una temprana ventaja en el marcador.
Como en Sevilla, la Real entró mejor que su rival al encuentro. Si en el Sánchez Pizjuán Oyarzabal adelantó a los guipuzcoanos a los cuatro minutos, el gol de Merino ayer tardó tan solo un minuto más en subir al marcador. Si echamos la vista más atrás, los blanquiazules anotaron los tres goles del choque ante el Alavés en la primera mitad, y marcaron dos dianas frente al Espanyol en Cornellá también durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Alguacil ha conseguido que sus jugadores entren con buen pie a los partidos. Solo ha faltado darle continuidad en las dos últimas citas.
El cuadro txuri-urdin tiene más calidad que el Getafe y eso no lo cambia la derrota. Por esa razón se fue al descanso por delante e hizo tanto daño a los de Bordalás en zona de tres cuartos de campo. La movilidad y la precisión en el toque de Merino, Odegaard y Oyarzabal por dentro no encontraba oposición. Maksimovic y Fajr no podían frenar las embestidas locales, pero la Real de ayer no fue tan letal como en pasadas jornadas. Los madrileños, además, se arreglaban con solvencia atrás y molestaban lo suficiente arriba con balones largos a Molina y Mata, pero también a Jason y Cucurella, que junto a lo corto del resultado hacía presagiar una inquietante segunda mitad.
Coraje sin recompensa
Es un ejercicio inútil pensar que sin la expulsión de Llorente la Real hubiera ganado. Es preferible detenerse en el coraje de los blanquiazules hasta el sofoco por intentar conseguir los tres puntos con uno menos, a pesar de no obtener recompensa. El pundonor de Oyarzabal en carreras desesperadas en busca del balón, el enfado de Merino con Barrenetxea por no presionar adecuadamente a un rival o la rabia de Odegaard por enviar un pase demasiado largo a un compañero dicen más de un equipo que un puesto en la clasificación.
La Real de Imanol Alguacil ha decidido ser valiente esta temporada. Aunque con la plantilla que hay y el entusiasmo que se ha generado con el nuevo Anoeta parece hasta lógico. ¿Cómo habríamos reaccionado si el entrenador txuri-urdin hubiese optado por firmar el empate y no arriesgar? Esa alternativa no se puede contemplar a día de hoy. La Real ha tomado un camino. O todo o nada.
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