Seguimiento a... Igor Zubeldia
'Hortxe-hortxe' con Igor significa 'a tope'Duda hasta última hora por una lumbalgia, el azkoitiarra salta al césped para guiar la salida de balón en ataque y tapar todo hueco en defensa
'Escuchar las campanas y conocer al campanero', dice el refrán. «Hortxe-hortxe», le comentó Igor Zubeldia a Miguel González, enviado especial de DV a ... Milán, durante el viaje cuando le preguntó qué tal estaba. Algo parecido le debió contar a Imanol horas después y como el oriotarra le conoce desde hace tiempo, le entendió «estoy a tope». A jugar. Menos mal. ¿Quién iba a conducir en salida de balón como él? ¿Quién iba a perseguir al delantero hasta campo contrario sin dejarle respirar? ¿Quién iba a estar allí para desbaratar aquella jugada de Thuram, con pase de la muerte de Alexis hacia Dimarco en el minuto 38? Tenía que estar y estuvo. Una lumbalgia no puede con el azkoitiarra.
Necesitaba el equipo un central duro y contundente pero al mismo tiempo dotado de cualidades técnicas para esos primeros minutos de partido en los que la posesión fue abrumadoramente txuri-urdin. A Zubeldia, que por algo fue internacional sub-21 como centrocampista, no le quemó en ningún momento el balón. Los atacantes del Inter no sabían si dejar avanzar a un futbolista que se colaba con elegancia en campo contrario para filtrar balones a zonas de peligro, o saltar a por ese jugador que lucía seguridad y al que parecía imposible quitar el balón.
Anticipación y cruce
Cuando el sentido del juego iba en dirección opuesta, lo que no sabían los italianos era si compensaba meter ese balón profundo hacia Alexis. El servicio venía rebotado por el muro número '5' de los realistas. Y tampoco les funcionaba la combinación con sus atacantes en campo propio porque hasta allí subía el defensor guipuzcoano, impecable tan lejos de su zona de confort, tácticamente perfecto en bloque bajo.
Un despeje defectuoso dentro del área en el minuto 55 fue el único error cometido durante los 76 que aguantó sobre el césped, con un cóctel amargo de lumbalgia y tarjeta amarilla. Y es que, para más inri, tuvo que hacer malabarismos desde que fue amonestado en el minuto 21. Incluso sobre el alambre su baile resultó deslumbrante.
Dos intervenciones en la segunda parte, cuando ya apretaba el dolor, merecen distinción. La anticipación en el minuto 56, no solo para interceptar sino para controlar en velocidad y salir con el cuero controlado, merece ser expuesta en las escuelas de fútbol. Lo mismo que el cruce providencial en banda izquierda en el minuto 72, cuando Aihen se había quedado arriba, el contragolpe era de libro y se mascaba la tragedia. Allí fue al suelo como un jabato a cortar las ilusiones interistas.
Da igual lo que diga a la siguiente. «Hortxe-hortxe» o «izorratua seko». Debe estar en el campo con los mejores en los mejores días. Y punto.
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