Otra forma de jugar sin Silva ni Sorloth

Querer buscar un sustituto al canario en el mercado es imposible, porque si partimos de la base de que no hay dos futbolistas iguales, encontrar a alguien como el mago de Arguineguín se convierte en una quimera. Por sus características, experiencia, historial y ascendencia sobre el vestuario. Así que toca cambiar el paso, especialmente en lo relativo al modelo de juego, para conseguir algo mejor de lo que había hasta ahora, que de por sí ya era muy bueno.

El último pase. La Real ha crecido en los cuatro últimos años en torno a la mejora de una serie de aspectos. Uno ha sido el apartado físico, que le ha permitido correr más y a más intensidad. Eso ha repercutido en una mejor defensa al adelantar su posición en el campo y presionar con más fuerza en terreno contrario. En ataque, la principal novedad ha sido contar con un último pasador contrastado encarnado en Odegaard en el curso 19/20 y en Silva en estas tres últimas temporadas.

Ahora no se vislumbra un recambio natural para el canario, ya que no existe, así que lo más lógico sería aprovechar los recursos existentes y que los fichajes vengan a cubrir los puntos débiles que queden después de esta reestructuración.

El último pase se hace más importante en partidos en los que a la Real le toca llevar la iniciativa ante rivales en teoría inferiores y en los que se requiere de talento y visión de juego en el último tercio del campo para proyectar a los delanteros. Ahí era indispensable Silva por su capacidad para atraer rivales, mejorar la jugada y encontrar siempre la mejor solución entre la maraña de adversarios.

En encuentros ante adversarios más físicos, de ida y vuelta y con una intensidad física mucho más alta, no se le echará tanto de menos. Sin ir más lejos, este mismo año la Real ha ganado sin él en el Camp Nou y ha empatado en el Bernabéu. Así que donde tendrá que buscar un plan B será en las citas ante esos rivales de la zona media baja a los que se ha acostumbrado a ganar y contra los que acusará mucho más su ausencia.

¿Con qué sistema jugamos? Tanto Olabe como Imanol han demostrado su inteligencia cuando les ha tocado afrontar situaciones desconocidas. La Real ha crecido desde un modelo de juego y un dibujo de 1-4-3-3 con un diez diferencial, dos extremos y un nueve. Pero cuando hace año y medio se quedó sin fútbol por fuera con las lesiones de Barrenetxea y Oyarzabal y el bajón de Portu y Januzaj, no dudó en reforzar el centro del campo para jugar con cuatro medios y emplear dos delanteros arriba.

Esa reflexión interna sobre cómo manejarse a partir de ahora es la que condicionará el perfil de las incorporaciones. Por eso habló el lunes Aperribay de decidir desde la tranquilidad y no tener prisa.

Parece que la Real tiene que construir un edificio entero y parte de una base que muchos envidian. En el centro del campo con Zubimendi, Merino y Brais, y en ataque con Kubo, Cho, Sadiq, Carlos Fernández, Barrenetxea y Oyarzabal. Sin olvidar talento joven de casa como Urko, Turrientes, Olasagasti, Marín, Navarro, Karrikuburu o Magunazelaia. ¿Que hace falta fichar uno o dos jugadores después de la marcha de Guevara, Illarramendi, Silva y Sorloth? Seguro. Porque una temporada en Champions se hace muy exigente, pero primero hay que saber a qué quieres jugar para pensar muy bien los perfiles que necesitas. Ahí está la razón de que los fichajes de los últimos años se hayan revalorizado tanto, casos de Brais y Kubo, por los que muchos no daban un duro cuando llegaron.

Perfiles polivalentes. En este sentido, las incorporaciones más recientes de la Real han respondido a perfiles muy versátiles que les permitan adaptarse a circunstancias muy diferentes. El fútbol cada vez es más líquido y el jugador que triunfa es el que puede hacer muchas cosas en poco tiempo. Brais es un centrocampista ofensivo que, partiendo de esa base, ha jugado en la Real de interior, mediapunta e incluso extremo derecho a pierna cambiada en situaciones puntuales como en el arranque de la segunda parte en Old Trafford.

Momo Cho llegó como un delantero potente y veloz que lo mismo podía actuar en banda que arriba y hasta ahora ha demostrado esa versatilidad. Lo mismo desborda a pierna natural para alcanzar línea de fondo como hizo en aquella jugada del gol de Sadiq ante el Atlético que se cuela por banda contraria para terminar buscando el remate. El ejemplo más reciente es su tanto a Osasuna en el amistoso de Gal del viernes pasado. Y arriba puede desequilibrar al lado de un delantero centro, aunque Imanol no le ha empleado mucho ahí.

Lo de Kubo ha sido espectacular, ya que ha jugado de extremo por las dos bandas –más por la derecha–, de mediapunta y de segundo delantero, donde ha exhibido una capacidad realizadora desconocida anteriormente.

Dentro de casa, Robert Navarro también ha demostrado polivalencia al moverse de interior, enganche y extremo, donde gracias a su habilidad en el mano a mano y una mejoría en el remate final que le hizo marcar seis goles la pasada campaña.

Más poder en el área. A pesar de la pérdida del máximo goleador, tanto Sadiq como Carlos Fernández son más delanteros de área que Sorloth. El noruego vino muy bien porque en un contexto de grandes ausencias en ataque con Barrenetxea y Oyarzabal parados, Sadiq lesionado y Carlos volviendo hizo de todo, tanto lejos del área como cerca del portero rival. Ahora habrá que llegar a zona de finalización de otra manera si hay dos terminadores que antes no había.

Esta cuestión, así como la complementariedad de los jugadores entre sí, es la que está encima de la mesa en el análisis de los técnicos. Eso es lo más difícil a la hora de fichar en la Real. Acertar en el perfil. Activar la contratación de uno u otro es más sencillo, sobre todo teniendo dinero para ponerlo encima de la mesa.

Por citar un ejemplo, Brais y Kubo han jugado en la mediapunta, tanto aquí como antes de llegar a Donostia, pero si se da ese paso con ellos habría que ver cómo quedarían las dos primeras alturas del centro del campo y el juego exterior si el japonés se mueve por dentro. Trabajo hay por delante pero tiempo también: quedan 35 días para el cierre del mercado.