Hay que fallar para seguir aprendiendo
El joven central supo reponerse tras cometer el penalti sobre Roberto y demostró carácter en su debut como titular en esta temporada
Lukas Otaegui
Domingo, 24 de agosto 2025
Antes de que la Liga diese el pistoletazo de salida y con la llegada de Sergio Francisco al banquillo de Anoeta, muchos de los aficionados ... txuri-urdin jugaban a adivinar cuál sería el once de gala del equipo en esta primera temporada. Para muchos Jon Martín se situaba al lado del inamovible Zubeldia en la zaga de esa idílica alineación, sin embargo, el técnico irundarra optó por Caleta Car como el acompañante del azkoitiarra en Mestalla, lo que dejaba entrever que los centímetros del croata le ganaron la partida a la juventud del canterano para ser titular en Valencia.
No obstante, a pesar de que la parroquia realista deseaba ver el debut de uno de sus fichajes veraniegos, Sergio cambió de opinión dando entrada a Martín ante un delantero muy móvil como Roberto. No había mejor escenario que Anoeta para que el lasartearra demostrara, tanto a Sergio como a la afición, que quiere ser titular y que está destinado a ser durante muchos años el central de la Real. Pero el partido de ayer no salió como esperaba.
Madurez tras los errores
Martín tomó galones en la salida de balón de los txuri-urdin filtrando pases y haciendo conducciones que rompiesen las lineas de presión pericas. Además, es innegable que el juego aéreo es su punto fuerte, pero eso no quita que el joven central saliese en la foto de los goles del Espanyol, sobre todo en el segundo tanto, en el que le pitaron un penalti por pecar de novato. El zaguero dejó botar un envío largo, que le sobrepasó y le obligó a agarrar a un Roberto que se plantaba en un mano a mano dentro del área ante Remiro.
Sin embargo, si algo se le pide a un central, y más con esta edad, es actitud y mentalidad y ayer se vio que en ese sentido el canterano va sobrado. A raíz de los dos errores el zaguero dio un paso adelante y si ya en el inicio de partido se le vio valiente sacando el balón, persiguiendo a los delanteros y yendo a las disputas muy lejos de su área, en la segunda parte lo hizo aún más. Y bastante mejor, claro. De hecho, en los últimos minutos de partido en los que los catalanes intentaban generar contragolpes –esos que tanto daño hicieron en la primera mitad–, Martín estuvo formidable en el repliegue y en las correcciones.
Lo que está claro es que de los errores se aprende y que, a pesar de tener un potencial bárbaro, Jon Martín no deja de ser un central de 19 años. La toma de decisiones, el físico y la pillería se va cogiendo con el paso de las temporadas, pero la capacidad de reponerse tras un error es algo que viene de fábrica. Y este chico ya ha demostrado que lo tiene. Corregir y aprender.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión