Enclavados en la indefinición
Desde mi córner ·
La Real cierra un mes de marzo sin conocer la victoria y sin saber muy bien ahora si mirar en la clasificación hacia arriba o hacia abajoLa Real cierra un pésimo mes de marzo y se planta en abril en tierra de nadie en la clasificación. Sin saber muy bien si ... mirar hacia arriba o empezar a observar de reojo lo que viene de abajo. Al equipo de Imanol, plagado de lesiones, se le avecinan nueve partidos incómodos, en los que lo único que puede llegar a estar en juego podría ser el amor propio. Que no es poco, pero por lo visto ayer en el Nuevo Zorrilla el cuadro txuri-urdin no está para mucho romanticismo. Si los primeros sesenta días de 2019 hicieron soñar a alguien, la entrada de la primavera se ha encargado de poner a la Real en su sitio. En la mitad de la tabla, en la más absoluta indefinición.
La Real entró mal al partido ayer. Necesitó verse por detrás en el marcador para decidir coger la pelota y proponer algo. Aunque fuera un pase hacia adelante. Gracias a que Keko acertó a marcar en el minuto 9 en vez de en el 40, porque si no los realistas no hubieran pisado el área rival en toda la primera mitad.
Obligado por la epidemia de lesiones, Imanol esta vez sí que miro al banquillo más que el día del Levante y puso a jugar de inicio a Sangalli y a Pardo. Además, el primer cambio que realizó fue meter a Juanmi en el terreno de juego. Tres de los jugadores señalados en aquel empate de Anoeta. Después de sus actuaciones, sobre todo de los dos primeros, puede que el técnico oriotarra llevara la razón. El centro del campo blanquiazul estuvo superado en la mayor parte del encuentro. Tan solo Zubeldia consiguió imponer algo de orden y equilibrio en una zona del verde que apenas produjo cosas interesantes. Pardo no se pareció en nada a ese jugador con predilección por el balón y que quiere ser protagonista siempre en la construcción de la jugada. Sangalli, por su parte, aportó la genial asistencia a Oyarzabal, que es mucho, pero no tuvo relevancia en el juego blanquiazul. Errático en los envíos, acumuló muchas pérdidas en la medular y no tuvo la ocasión de arrancar con la pelota pegada a sus pies para desbordar rivales y crear la incertidumbre.
Así las cosas, Oyarzabal se tuvo que echar el equipo a la espalda. Como tantas otras veces. Para aparecer por la izquierda, por el medio o por la derecha. Mientras Januzaj sufría su enésimo doble marcaje, el eibartarra era el único que lograba inquietar cuando el esférico pasaba por sus botas. Hay cosas que no cambian. Sandro volvió a sumar otro encuentro negado de cara a portería y Theo repitió otro error grosero que acabó en gol.
Se avecina un final de Liga largo en la Real, porque la guerra parece del todo perdida esta temporada y tan solo faltan por resolver los resultados de las batallas sobrantes.
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