Días para disfrutar

Dicen, y es verdad, que muchas veces el descanso es el mejor entrenamiento. Ayer se confirmó. El once realista no se pareció en nada al que jugó contra el Mirandés. Con más decisión, más chispa, con las ideas mucho más claras y con el fútbol que ya sabemos que tienen los nuestros en sus botas, se llevaron por delante a uno de los grandes de nuestra Liga, en un partido que no admite la mínima discusión.

No me equivoco si digo que ahora mismo no hay ni equipo ni afición que disfruten más que el nuestro. El estadio donostiarra es una fiesta desde antes del partido hasta el final. Y al once blanquiazul, a nada que recupera la chispa, se le ve capaz de todo. Y no crean que es cuestión de un jugador. Qué va. Nos quisieron convencer de que éramos Odegaard y diez más. Pero no. Si no es Odegaard, es Isak. Si no es Isak, es Oyarzabal. Si no es Mikel, es Januzaj. Y si no, Portu. Y si no..., Merino. Y en este jugador me paro, porque es uno de los que está haciendo grande a esta Real. Y me paro también en Le Normand, que sin hacer ruido está siendo el central más regular...

Como les digo, no sé cómo acabará esto, pero de momento disfruten de lo que vemos, de lo que sentimos y en lo que soñamos. Eso no nos lo podrá quitar nadie.

El año estaba apretado de partidos hasta que llegó el parón por el aplazamiento del derbi de Ipurua. Pero sobre todo estaba y está cargado de encuentros en el Reale Arena. De los últimos nueve nada menos que siete se han jugado en el campo del barrio de Amara. Primero fueron tres seguidos, ante Espanyol, Mallorca y Osasuna, con dos choques coperos. Tres victorias. Luego vinieron dos salidas seguidas a Madrid, a Butarque y al Bernabéu. Una derrota -que no debió producirse nunca, por cierto- y una gran victoria. Y después, otros cuatro partidos seguidos en casa, de los que ya se han jugado tres: Athletic, Mirandés y Valencia. Solo falta el del Valladolid antes de acudir a Anduva. La racha de los blanquiazules es de seis de seis.

Casi nada. Siempre he oído decir a entrenadores y jugadores que disputar muchos partidos seguidos tanto en casa como fuera no es bueno. Pero el calendario es el que es y al final el once de Imanol va a jugar siete de nueve partidos en su campo, en dos rachas, primero tres seguidos y luego cuatro.

Con el triunfo de ayer llegamos a la última de estas nueve citas, la del viernes que viene contra el Valladolid. El equipo está respondiendo bien y también lo está haciendo la afición, que acude en masa a ver a los suyos pese a la acumulación de encuentros y pese a los días y las horas en los que se están jugando, aunque la de ayer puede que sea una de las mejores.

Queda un último esfuerzo antes de la cita que todos tenemos en mente, la de Miranda. Es inevitable pensar en ella, porque está en juego el pase a una final, pero los profesionales tendrán que abstraerse y, de momento, centrarse en el Valladolid. Luego quedarán cinco días para preparar ese choque que nos hace soñar con una final de Copa. Pero, a pesar de todo y como decía Toshack, la Liga es el pan y mantequilla de cada temporada y en este campeonato la Real, con un partido pendiente, y por lo que dice la clasificación, tienen todas sus opciones intactas. Goazen!