MÁS BALONES AL NÚMERO CINCO
La Real escapó de la presión del Eibar gracias a la actuación de Zubeldia, pese a que fallara en el gol en contra
Balones a Zubeldia. Pese a que se equivoque y le cueste un gol a la Real. Balones al número cinco que viste de azul y ... blanco. Toda la semana preocupados porque la mayor amenaza del Eibar viene por los costados y nos olvidamos que la solución se encontraba en el centro. La Real se defendió de los centros laterales rivales con su juego interior y sirviéndose de la posesión. Tener el balón le salvó de que Charles o Kike García cazaran una pelota al vuelo y se disfrazaran de Mata o En Nesyri. Y además le ayudó a marcar cuatro goles, que tampoco está mal.
Balones a Zubeldia, porque realmente ayer fue la pieza que daba sentido al juego de la Real. Mendilibar planteó una presión adelantada para obstaculizar la salida de balón realista con Charles y Orellana tapando a los centrales; Pedro León e Inui a los laterales; y Diop y Escalante a Merino y Odegaard. El técnico armero pensó, quizás acertadamente, que Zubeldia, al tratarse del jugador menos técnico, no necesitaba un marcaje tan exhaustivo. De hecho, suya fue la pérdida que permitió el tanto visitante. Un error que le señaló, pero que no le amedrentó. Siguió recibiendo el esférico entre líneas y echando por tierra el empuje eibarrés.
Cada vez que el azkoitiarra cogió el cuero y tuvo opción de girar, la Real derribaba un muro y encontraba superioridad en la zona ancha del campo. Diop y Escalante no dieron abasto a la hora de sujetar los ataques blanquiazules, siempre en inferioridad en un tres para dos constante. Si además el trío contaba con Odegaard la preponderancia fue aún mayor. El Eibar se resquebrajó por el medio y no tuvo ninguna opción de competir por la victoria. El resultado al descanso fue un espejismo, porque los eibartarras eran incapaces de saber lo que hacer con la pelota entre los pies.
Mendilibar mandó tapar a todos menos al azkoitiarra en la salida de balón desde atrás
No se puede entender la propuesta de Imanol Alguacil sin el riesgo que lleva implícito
Si la Real brilla de la manera que lo hace es porque está convencido de su estilo. Para ser brillante hay que hacer lo difícil y en su caso combinar desde atrás con todo lo que ello implique. El éxito de la propuesta de Imanol Alguacil lleva el riesgo implícito, y si el cuadro txuri-urdin tiene que encajar diez goles cada curso por culpa de estas acciones habrá que sacar las conclusiones a final de temporada y dilucidar si de verdad valía la pena o no. No me imagino a Odegaard entusiasmado con la idea de ver volar los balones por encima de su cabeza de manera frecuente.
Victoria liberadora
Más balones a Zubeldia, que pese a no tener la calidad de Illarramendi, aporta un equilibrio impagable a sus compañeros. Por no hablar de su polivalencia. La Real se puede permitir el lujo de desplegar su verticalidad en ataque con el azkoitiarra guardando siempre bien las espaldas.
La victoria de ayer fue liberadora. Anoeta empezaba a recordar el fantasma de la campaña pasada donde los donostiarras eran incapaces de cerrar los partidos. De momento no hay razones para entrar en pánico y no parece que las experiencias del pasado vuelvan a suceder. Ahora toca visitar Valladolid para volver a combinar y arriesgar. Y ganar.
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