Por si no se han dado cuenta, hay partido. Hoy juega la Real. Y esto, al final, se trata de ganar ahí abajo, en el ... verde, pateando con acierto un balón, toda vez que, de momento, no se puede hacer en un despacho, con un Iphone que cargar tres veces al día porque echa humo. Este mercado realista está siendo narcotizante, con giros inesperados, sorpresas por doquier, jugadores que se enrocan, otros que se enfurruñan y alguno que echa el ancla cuando se le dice que debe zarpar. Hay partido en Oviedo, donde la Real jugó por última vez en Liga hace 25 años, cuando todavía no habían nacido la mayor parte de la actual plantilla -es imposible saber cómo va a ser el martes- y el entrenador era Periko Alonso, el aita de Xabi, quizá menos glamuroso que su vástago ahora merengue, pero bicampeón de Liga con la Real. Hay partido y toca despertar al personal, como hizo Toshack hace 30 años a las cuatro y media de la mañana como castigo a los jugadores por perder en este mismo escenario ante un equipo entonces de Segunda como el Oviedo.
Crea desasosiego e incertidumbre saber cómo rematarán la plantilla, pero sea como sea, todo queda legimitado por los triunfos y la Real no puede llegar a la cuarta jornada sin ninguno en la buchaca. Luego viene el Madrid a Anoeta, las dos siguientes visitas son al Betis y al Barcelona y ya está preparada la señora del bate, esa 'hija de la gran', que es la elite en palabras de Olabe.
El propio Sergio, que está teniendo que lidiar con este proceso de 'limpia' en sus primeros compases como entrenador, reconoce que lo que más le cuesta es tratar de hacer competir a su equipo con el mercado abierto y algunos tipos más pendientes del móvil y de forzar su salida que del verde.
Hay partido, contra un Oviedo que trae la inercia positiva del recién ascendido. El mercado no existe durante dos horas. Pongan el despertador .
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión