El PP vasco rompió ayer el espeso silencio que se hizo dentro del partido tras la intensa refriega que Pablo Casado mantuvo con el presidente ... Pedro Sánchez en la pasada investidura, una de las más virulentas que se han vivido en el Congreso desde que se reinstauró la democracia en España. Alfonso Alonso, que sigue fiel a su estilo moderado liberal, volvió a enmendar la plana al máximo líder del partido, con el que mantiene todo un rosario de desavenecias, especialmente por el estilo estridente y derechizado con el que en ocasiones Casado se explaya a la hora de defender sus postulados. Alonso, fiel escudero en su día de Mariano Rajoy, no abandona ese espíritu de concordia que, un día sí y otro también, proclama para su partido, aunque es consciente de que cuando discrepa lo hace frente a un poco permeable aparato de su partido en Génova, que aún no le ha ungido para ser el próximo candidato a lehendakari. Todo un dato significativo.
El líder de los populares vascos se siente visiblemente incómodo con ese lenguaje cuasi insultante -«sociópata, mentiroso, fatuo, patético, felón...»- que Casado emplea cuando se encuentra en una situación límite y vuelve a reivindicar que el líder popular resitúe a su partido en el centro y se aleje de la peligrosa radicalidad que abandera Vox. A Alonso, y a todo el partido en Euskadi, le preocupa sobremanera que las siglas del PP se acompasen con la ultraderecha que representa la formación de Abascal porque saben que esa aproximación puede ser letal en Euskadi para los intereses del partido.
No hay que olvidar que la precampaña de las elecciones vascas está a la vuelta de la esquina y Alonso quiere evitar un retroceso de su partido, que en la actualidad cuenta con nueve escaños en el hemiciclo de Vitoria y una pírrica representación municipal en Euskadi. Sólo el líder gallego Alberto Núñez-Feijóo se ha sumado al llamamiento de Alonso, que ve compatible ejercer una dura oposición -verbalizada siempre en términos respetuosos- con el mantenimiento de los puentes de la convivencia. El PP vasco lo hizo al principio de la legislatura con Urkullu. Eran otros tiempos, pero no tan lejanos.
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