Más tensión a la cuerda
El foco ·
EH Bildu, en la txanpa final de la pasada campaña electoral de las municipales de mayo, dio todo un golpe de efecto a los trabajos ... discretos de los expertos sobre el nuevo estatus cuando el mismísimo Otegi anunció que la coalición que lidera iba a presentar su articulado propio. En aquel momento dio la sensación de que ese movimiento podía tener un componente electoral, aunque el objetivo principal era presionar y marcar de cerca al PNV, con quien cerró las bases del acuerdo, que incluía, entre otros puntos sensibles, el derecho a decidir, la consulta habilitante y la nacionalidad vasca. Movieron esa ficha porque ya intuían otra mayoría. La formación de otro acuerdo alternativo, que en aquellas fechas ya se empezaba a vislumbrar en el seno de la comisión de expertos, provocó que la coalición soberanista decidiera salir por la calle de en medio con la presentación unilateral de un proyecto que guardaba su propia esencia. Aquella decisión de la formación independentista, que en su día fue recibida con sorpresa y malestar en el seno de la comisión de juristas, se mantendrá en el desenlace final del trabajo de la comisión. Los expertos de PNV, PSE y Podemos han forjado un acuerdo en el grueso del articulado y en los extremos se situarán EH Bildu y PP con sus casi seguras enmiendas a la totalidad. Incómoda coincidencia.
La cuerda del nuevo estatus, cuyo articulado se entregará la próxima semana, alcanzará estos días un alto grado de tensión, coincidiendo con el futuro de la gobernabilidad en España. El nuevo estatus, además, nutrirá los argumentos de PNV y EH Bildu en su particular pulso en la campaña de las próximas autonómicas. Sin embargo, aún queda tiempo para el debate, que a buen seguro se extenderá durante la próxima legislatura. Los partidos deberán afanarse por buscar un amplio acuerdo -como siempre ha defendido el lehendakari- sobre un texto que ahorme un nuevo marco jurídico vasco adecuado a los tiempos, ambicioso en sus objetivos de autogobierno y que evite al final de su recorrido la frustración que ya se vivió hace 14 años con el portazo que recibió el plan Ibarretxe en el Congreso. De aquella amarga experiencia el PNV sacó su propia conclusión.
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