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Sortu reforzará su peso en la nueva EH Bildu y trazará la estrategia posibilista para convertirse en la 'alternativa de poder' al PNV, una apuesta ... que confirmará su congreso el próximo domingo en Pamplona. La elección del secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez, como nuevo responsable de Acción Política de EH Bildu culmina así el proceso. La izquierda independentista marca una apuesta estratégica de «soberanismo transformador, que impulse la República Confederal de Euskal Herria y haga frente al neoliberalismo». Así se recoge en la propuesta de ponencia política que debate la militancia y que votará entre el 5 y el 8 de febrero.
No se prevén especiales novedades y Arnaldo Otegi será elegido secretario general, en vez de coordinador general, con una doble ejecutiva que pretende dotarle de mayor operatividad: una permanente más reducida que se reunirá cada semana en la que Sortu refuerza su poder a pesar de que los planteamientos teóricos iniciales ponían el acento en un 'frente amplio' abierto a sectores independientes. El futuro no pasa tanto por el ensamblaje de distintas tradiciones políticas sino por la consolidación de los herederos históricos de la izquierda abertzale en el motor de este espacio político. El secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez, pasa a ser responsable de Acción Política en la nueva dirección, cuando hasta ahora era solo el representante de este partido y parlamentario en Vitoria. La nueva Mesa Política, que se reunirá cada dos meses, será más amplia y en ella sí figurarán representantes de los tres partidos que configuran EH Bildu: Sortu, EA y Alternatiba, que difuminan su protagonismo en la coalición, ya convertida en el anterior congreso en un 'sujeto político'.
En la dirección también continuará Sonia Jacinto como secretaria de Organización, que también proviene de Sortu. Se incorpora como secretaria de Programas Nerea Kortajarena, portavoz en el Parlamento Vasco que será secretaria de Programas y que tiene un perfil independiente. Desaparece la dirección general que asumía Gari Mujika, que será responsable de Comunicación, y se integran en la ejecutiva responsables de herrialde. El poder de los alcaldes se incrementa y se rejuvenece la media de edad hasta llegar a los 46 años. El más veterano será Otegi, que tiene 66 años. Él mismo admite que «sube la media». El que fuera candidato a lehendakari, Pello Otxandiano, se incorporará a la Mesa en su condición de portavoz en el Parlamento Vasco.
El modelo a discusión cristaliza el proyecto Bateragune, que intentaba en su día la reconstrucción de Batasuna y por el que fueron condenados Otegi, Jacinto, Rodríguez, Miren Zabaleta –actual responsable de Navarra y encargada de coordinar la ponencia– así como Rafa Díez, exsecretario general de LAB, jubilado y retirado de la primera línea. Fueron condenados a penas entre seis años y seis años y medio de cárcel. El Supremo anuló la sentencia después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenase a España por la parcialidad de una jueza.
Aquel proceso se había gestado al calor del cambio estratégico en la izquierda abertzale de 2010 y culminó en 2017 como un movimiento de refundación que pretendía una reorganización en el espacio entre Sortu, LABy Ernai para ganar eficacia.
Este control es compatible con el giro hacia el pragmatismo que marca la propia Sortu, consciente de los profundos cambios sociales producidos en la sociedad vasca en los últimos años y de la necesidad de adaptarse al nuevo escenario. El objetivo de la izquierda independentista pasa por dar el salto como alternativa de poder y buscar alianzas para ello.
La ponencia política que esta semana debaten los bilkides valora muy positivamente los resultados de esta apuesta posibilista. EH Bildu quiere aprovechar su ola ascendente para situarse en la 'centralidad', afianzar su capacidad de influencia con la aspiración de gobernar en las instituciones. Parte de una lectura positiva de su extensión a nuevos sectores sociales y de su creciente capacidad de influencia, aunque critica que no ha conseguido articular cambios en relación con el estatus quo, y qu el avance hacia la soberanía permanece estancado. EH Bildu ha realizado un viaje copernicano que completa el que efectuó la izquierda abertzale cuando consumó su viraje estratégico en 2010. Aquel giro hacia la vía política –que encarnaba la ponencia Zutik Euskal Herria en 2010– se enfrentó al sector duro de ETA pero al final se impuso, lo que se tradujo en la desaparición del terrorismo.
El giro posibilista, además de potenciar la estrategia de la negociación, incluye el gradualismo en la defensa de la soberanía y una atenuación del perfil ideológico hasta situarse en un espacio similar a un 'laborismo de izquierdas'. La tesis principal de la ponencia es la siguiente: «Hay dos grandes factores que determinan la actual coyuntura política: el fracaso del neoliberalismo y el agotamiento del modelo autonómico español. La alternativa pasa por un proceso soberanista de carácter gradual que refuerce nuestro sentido comunitario-nacional y conquiste mayores cotas de poder político para implementar políticas económicas y sociales transformadoras desde el liderazgo de un sector público comprometido con la tercera transformación nacional». Un viaje político copernicano que EH Bildu reconoce que tiene que hacer «con otros sectores y agentes».
Los estatutos de Sortu presentados en febrero de 2011 y que posibilitaron su legalización como partido político constataban la voluntad de sus promotores por contribuir a la desaparición total de cualquier clase de violencia «en particular la de la organización ETA». En ese sentido, subrayaban su voluntad de impedir «su instrumentalización por organizaciones que practiquen la violencia. Pese a la apuesta por vías democráticas, «conforme a la legalidad ordinaria y constitucional», desde Sortu y EH Bildu no se condenan los atentados de ETA porque responde, a su juicio, a una semántica que solo busca 'vencedores y vencidos'.
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