El proceso de renovación del PNV acapara la atención del inicio del curso político vasco

La formación que lidera Andoni Ortuzar afronta uno de los periodos estratégicos más claves de sus últimos años, como es su próximo proceso de renovación interna tras los resultados declinantes cosechados en los últimos comicios. Aunque el PNV está durante estos días de agosto en clave vacacional y en un discreto perfil comunicativo, de puertas hacia dentro los ojos se centran en los principales burukides del partido y en su futuro más inmediato. Sin embargo, la discreción reina entre bastidores y sus dirigentes eluden cualquier pronunciamiento antes de que las bases lo hagan. En esta línea se mueve el mismísimo Ortuzar, que mantiene en el aire su futuro. Y hasta la fecha no ha dado ni una sola pista.

El pasado 31 de julio, en los jardines de Albia de Bilbao, la plana mayor del PNV, que celebraba el 129 aniversario de la fundación del partido, apretó filas y escuchó los primeros datos de Ortuzar sobre el calendario del proceso interno que oficialmente se abrirá el 29 de septiembre en el Alderdi Eguna de Foronda.

El presidente del PNV, que durante el aurresku del día de San Ignacio mostró un rostro reflexivo, verbalizó sus 'imputs' en relación a lo que tendrá que afrontar su partido para encontrar la «tecla» con la que los jeltzales puedan reactivar su pulso con el objetivo de recuperar el «nexo de unión con la sociedad». «Es necesaria una puesta a punto exigente y sincera para que el PNV siga siendo el líder político de este país», clamó Ortuzar durante su última intervención.

Nadie se atreve a decir nada ni a vaticinar el futuro más inmediato sobre la definitiva composición del EBB que dirigirá el partido para el Aberri Eguna del próximo abril de 2025. Aún queda tiempo por delante, parece que pudiera haber dirigentes que alentasen la teoría que en su día defendió Xabier Arzalluz en similar coyuntura. El desaparecido líder jeltzale no era partidario de activar la sucesión del lehendakari a la vez que la presidencia del EBB para evitar ajustes internos.

Sin embargo, la hipótesis de una permanencia de Andoni Ortuzar, defendida internamente por algunos dirigentes jeltzales, también genera recelos por quienes piden una renovación de calado, que afecte e implique al mismo tiempo a todos los órganos del partido, incluidas las direcciones territoriales, que también están en el punto de mira. De hecho, hay algunas fuentes que barajan que el EBB podría invertir el orden tradicional de la renovación de sus órganos de dirección y arrancar primero con la elección de las ejecutivas territoriales antes de elegir el nuevo EBB.

De esta manera, se sabría oficialmente los nombres de los máximos líderes jeltzales en Gipuzkoa, Bizkaia y Álava, aunque en el caso del GBB se da por hecho que Egibar, que recientemente dejó el Parlamento Vasco tras 34 años en la Cámara de Vitoria, deje el liderazgo del partido en Gipuzkoa tras dirigirlo más de tres décadas. El exdiputado general Markel Olano, afín a Egibar, suena como su posible relevo, aunque en otros medios tampoco se descarta que esta renovación pueda ser encarnada por otro nombre que represente una renovación de mayor calado.

Las palabras que pronuncien tanto Ortuzar como Egibar dentro de quince días en Zarautz servirán para interpretar o buscar pistas sobre la decisión final que tome el actual líder del PNV, que suele recordar que en su partido son las bases las que disponen y deciden el futuro de sus dirigentes, y no al revés.