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La reforma fiscal finalmente verá la luz gracias a los votos de Elkarrekin Podemos. Tras dos meses de negociaciones, vetos, guiños y reproches, PNV y ... PSE han logrado sellar finalmente un acuerdo con la formación morada para que su proyecto económico pueda ser aprobado en las Juntas Generales de Gipuzkoa y Araba, donde ambos partidos de gobierno están en minoría y requieren sí o sí los votos de un partido de la oposición. El pacto, adelantado este jueves por DV antes de que Podemos lo anunciase, se consuma esta vez sin una consulta de los morados a su militancia, al contrario de lo que hicieron hace un par de semanas, cuando ya cerraron un primer acuerdo con PNV y PSE para finalmente desecharlo a pesar de contar con el visto bueno de sus bases. El proyecto gira ahora a la «izquierda», se felicitaron en Podemos, con una reforma que beneficia a las rentas bajas en detrimento de las grandes empresas.
El entendimiento sobre la reforma fiscal ha sido tan costoso que el acuerdo de PNV y PSE con Elkarrekin Podemos ha tenido que ser a la segunda. Todo parecía de cara cuando las tres formaciones pactaron una quincena de medidas hace dos semanas, pero el acuerdo se torció tras una consulta a las bases de Podemos que acabó con un 46% a favor de sacar adelante la reforma fiscal y un 43% en contra. La intervención de la dirección de Ione Belarra, contraria al pacto, provocó que el ejecutivo vasco tuviera que dar marcha atrás, considerar la consulta «no vinculante» por una baja participación de las bases y frustrar el pacto.
Desde Madrid hablaron directamente con el coordinador general de Podemos Euskadi, Richar Vaquero, tras mantener una conversación con un dirigente de EH Bildu que les transmitió su inquietud por los efectos a medio plazo de este pacto que puede suponer en la fiscalidad vasca. El giro copernicano de los morados podría provocar ahora un encontronazo con la dirección estatal, que mantiene en Madrid una posición de confrontación con el gobierno de PSOE-Sumar para lograr un espacio de diferenciación en el ala socialdemócrata.
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El PSE logra así girar a la izquierda una reforma fiscal que el PNV veía con mejores ojos aprobar con el PP después de llegar a un acuerdo en Gipuzkoa para sacar adelante los Presupuestos de 2025. Los socialistas vetaron la posibilidad de un pacto con los populares –dejándoles desde mediados de febrero prácticamente fuera de la negociación– y tendieron repetidamente la mano tanto a Elkarrekin Podemos como a EH Bildu, pero el lehendakari insistió hasta el pasado viernes en el Parlamento Vasco en lanzar un guiño al PP desoyendo las exigencias de su socio de gobierno. Un choque de estrategia entre PNV y PSE que no parece haber resentido la coalición que forman ambos partidos en el Gobierno Vasco, en las tres Diputaciones y en los ayuntamientos. Quien previsiblemente queda ya descartado del pacto es EH Bildu, que ha pedido la retirada del proyecto. Una petición que las Juntas de Gipuzkoa, Araba y Bizkaia deberán debatir y que será tumbada en la votación.
El acuerdo conocido este jueves también confirma que el ultimátum lanzado la semana pasada por el PNV no era más que una maniobra de presión. Los jeltzales, tras conocer que se frustraba su primer acuerdo con Podemos, trasladaron a los tres partidos de la oposición la posibilidad de llegar a un pacto sobre las bases acordadas con los morados. Algo que no asumió ninguna de las formaciones a pesar de la amenaza del PNV de no moverse de ese último planteamiento y dejar encallar la reforma. Algo que no han llevado a cabo al aceptar nuevas concesiones a los morados.
Vaquero se ha felicitado en la rueda de prensa en la que dio cuenta de los cambios que ha introducido su partido en la reforma fiscal y ha destacado que el proyecto da un «giro a la izquierda». Cuestionado por las razones que han propiciado el cambio de postura de Podemos, Vaquero ha señalado que «han tenido peso» los cambios a las aportaciones de las rentas altas, de capital y empresas; así como el compromiso de que el Eustat facilite los datos al Ministerio de Vivienda, para poner precios de referencia en las zonas tensionadas. «Por primera vez, abrimos una grieta importante en el sistema fiscal vasco», ha asegurado.
Respecto a la postura que tomará Ezker Anitza, que comparte grupo juntero con Podemos dentro de Elkarrekin en las Juntas de Araba, Vaquero ha dicho que «no tiene constancia de lo que va a decidir». «Tenemos identidad propia y entendíamos que teníamos que tomar una decisión, por lo que hemos dado un paso adelante. Nos reuniremos, para tratar de buscar una postura común». En las últimas semanas Ezker Anitza se ha mostrado crítica con la reforma fiscal y un 'no' de su representante en Araba podría dar el último giro de guion a esta enrevesada negociación.
La reforma fiscal vasca bascula de derecha a izquierda. El acuerdo sellado entre PNV, PSE y Elkarrekin Podemos para aprobar la norma económica en las Juntas Generales de Gipuzkoa, Bizkaia y Araba rompe la alianza que se forjó en 2017. Entonces jeltzales y socialistas sacaron adelante el proyecto con los populares como ya lo habían hecho en 2013, ya que el PNV compartía algunos de los objetivos trazados por el PP en su 'relato' político: la fiscalidad debía incidir en mejorar la competitividad de la economía vasca, pero, a la vez, recalcaban que no abandonarán la bandera de la cohesión social.
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