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Narciso Michavila, experto demoscópico y presidente de la empresa GAD3, no vislumbra un cambio real en Cataluña a pesar de las expectativas que se han creado con el efecto Illa que, en su opinión, reflejarán una notable optimización de resultados por parte del PSC gracias a la caída de Ciudadanos, pero sin alterar la relación de bloques.
– ¿Hasta qué punto ve factible un cambio de ciclo en Cataluña?
– Vamos a ver varios cambios de ciclo, uno de los que se cierran es el del 15M, empezó con la crisis económica anterior y se cierra con el Covid, de hecho ya lo vimos en Euskadi y en Galicia, como había una parte de la izquierda que se fue con el 15M hacia la marca de Podemos y ahora vuelve con los niveles previos al 15M. El otro ciclo que probablemente se cierra es el del procés y, por lo tanto, también el de Ciudadanos, que es fruto del principio acción-reacción.
– Se habla del llamado efecto Illa. ¿Existe realmente?
– Existe sobre todo un efecto recuperación del Partido Socialista. Con el procés, Ciudadanos irrumpió con mucha fuerza allí y la mayoría de sus votantes venía de votar PSC al Parlament. Ya en la encuesta nuestra de hace un año la marca del PSC subía de 17 a 27 escaños. El ascenso no viene tanto por Illa, sino por la bajada de Ciudadanos, que se produjo ya en noviembre del año pasado. Sobre eso Illa le añade un plus a Iceta, de forma que está en predisposición de ser el más votado.
– Pero con dificultades para tener aliados para gobernar...
– Si, estas elecciones me recuerdan mucho a las de 2001 en el País Vasco. El ministro mejor valorado del Gobierno Aznar que era Mayor Oreja, que lo sacaron del Gobierno, lo nombraron candidato, el efecto Mayor Oreja tiró del PP hacia arriba y consiguió activar también un voto en contra. En el caso de Cataluña, encima con niveles de participación que van a estar por debajo del 60%; si hay un efecto Illa consigue arrastrar mucho voto dentro del espacio constitucionalista, pero también está consiguiendo activar a un votante nacionalista que estaba bastante desanimado por el ciclo final del procés y desencantado con sus líderes por no ponerse de acuerdo.
incertidumbre
– No parece que hay movimientos de trasvase entre los bloques...
– Muy pocos. Ya en las anteriores elecciones se veía un gran muro, el territorial, el del modelo ruptura-unidad, con dos grandes bloques, y Podemos en medio. Dentro de los grandes bloques hay cambios muy curiosos. Electores conservadores, que en cualquier democracia son de derechas, ellos dicen que son de izquierdas porque en España, sobre el eje izquierda-derecha, la derecha es nacionalista españolista madrileña y la izquierda es más plural. Hasta hay votantes de Convergència que se te autodeclaran de izquierdas o burgueses votando a la CUP porque prima, sobre todo, lo identitario, no tanto el eje izquierda-derecha.
– ¿Pero en unas elecciones tan marcadas por la pandemia no queda en un segundo plano la cuestión identitaria?
– Es verdad que el debate territorial pasa a segundo o tercer plano porque la primera preocupación es la pandemia y la segunda la economía y el empleo, pero también es verdad que la interpretación de cómo resolver tanto lo sanitario como lo social encierra su propia visión ideológica. Uno de cada tres electores que cambien el voto lo harán dentro de su propio espacio. De hecho el movimiento más importante es el de Ciudadanos que regresa al PSC, que sube también a costa de los comunes, y luego el pulso que se da en el mundo soberanista entre ERC y Junts.
el país vasco
– Un pulso que Junts ganó en las últimas en el minuto finish.
– En las últimas elecciones se vio esa sorpresa final en Girona, cuando Junts terminó superando en escaños a ERC en el último minuto. Esta vez, hay que ver si hay remontada.
– La presencia de los presos, ¿favorece más al independentismo?
– En el sentido de que estaba más desanimado de ir a votar claramente, esto les da una motivación.
– ¿A quién perjudica la abstención en especial?
– Lo que sí puede pasar es que la abstención beneficie a partidos más pequeños, con voto más fiel. y ahí está Vox y ahí está la CUP. O que se beneficie a partidos nuevos como el PDeCAT. Ahora bien, en líneas generales, el catalanoparlante nacionalista está más dispuesto a ir a las urnas que el castellanoparlante constitucionalista.
el factor illa y el psc
– ¿El objetivo de quitarle la mayoría absoluta al independentismo es viable?
– Ese no lo veo electoralmente. Primero porque no se ha dado nunca, tampoco en el País Vasco, la única vez que ha habido un gobierno sin los partidos nacionalistas vascos fue cuando estaba Batasuna ilegalizada. En Cataluña nunca, ni siquiera en este escenario de pandemia contemplo que al final sume una mayoría en la que no haya un partido nacionalista catalán. No se ha dado nunca, ellos concentran el voto en dos partidos grandes que optimizan muy bien que son ERC y Junts, uno pequeño que es la CUP que optimiza peor y otro que es el PDeCAT que apenas va a restar. La alternativa son cinco partidos, de los cuales solo uno optimiza bien que es el PSC, y los otros que optimizan muy mal. La noche electoral sabremos quién ha ganado, pero no qué Gobierno va a salir. La llave la va a tener Esquerra porque, aunque no gane las elecciones, es la que tiene más opciones para gobernar.
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