Pablo Iglesias se enfada con GKS
El fundador de Podemos y los ideólogos del Movimiento Socialista se enzarzan en una batalla dialéctica que esconde la pelea por el espacio más a la izquierda
La pelea por el espacio a la izquierda del PSOE suma una nueva batalla dialéctica, aunque con protagonistas conocidos: Pablo Iglesias y Gazte Koordinadora Sozialista ( ... GKS). Se trata, sobre todo, de una pelea por las esencias que escenifica el pulso que existe en ese espacio político por construir una alternativa.
El origen de la tormenta está en el acuerdo alcanzado hace diez días entre Podemos y el Gobierno de Pedro Sánchez para aplazar un año la reforma que el Ejecutivo había pactado previamente con el PNV para agilizar las desaokupaciones. A cambio, los ahora liderados por Ione Belarra votaban a favor de la Ley de Eficiencia Energética, una de las leyes estrella de Félix Bolaños. Podemos, que busca aparecer como la única oposición a Sánchez, ha vendido ese consenso como una demostración de su capacidad de influencia para mantener el «escudo social» y las políticas progresistas. Pero los ideólogos de GKS no lo ven así.
La coordinadora juvenil ha ido creciendo desde su nacimiento hace cinco años. Y lo ha hecho en todos los sentidos. Ha ganado en influencia y ha creado plataformas que han entrado con fuerza en el mundo del feminismo y en la vivienda. GKS, en realidad, es solo una pieza más del MovimientoSocialista, un grupo de ideología comunista ortodoxa que el año pasado fundó su propio partido –EHKS–, que se ha ido extendiendo por toda España en los últimos meses con actos y manifestaciones que suelen reunir a varios miles de personas y que ha creado su propia red de comunicación.
Fue a través de uno de esos medios donde los portavoces del MS informaron de la aprobación de la ley presentada por el Gobierno en el Congreso con el apoyo del PSOE, Sumar, PNV, Junts, ERC, Podemos y EH Bildu, y exponían los argumentos defendidos por la coalición morada; es decir, que se votaba a favor con el compromiso de esa paralización de los desahucios por un año. Las dos cosas eran ciertas.
Pero a Iglesias, la forma de exponerlas no era correcta. Y a través de las redes sociales lo ha dejado claro. En un largo hilo, explicaba los detalles de la negociación e incluso desgranaba cómo habían sido las conversaciones entre Belarra y Bolaños. Pero, sobre todo, mandaba un recado a los ideólogos 'rivales'. «Es legítimo que consideréis todo esto que he explicado política parlamentaria burguesa y que defendáis que la lucha de clases está en la calle y no en el parlamento. Pero lo que no es legítimo es mentir».
A partir de ahí, apelaba a la «ética socialista» y afirmaba: «Es siempre una buena noticia que haya jóvenes comunistas dispuestos a organizarse y a hacer política. No aspiramos a caeros bien, ni siquiera al respeto mutuo, pero con las mentiras tolerancia 0. Un abrazo y buena suerte». Una línea en la que insistía Belarra y otros miembros de Podemos con acusaciones a los «socialistas teóricos».
La respuesta del entorno del Movimiento Socialista fue ahondar en sus críticas a Podemos, vincularlo de nuevo con las formaciones «burguesas» –al igual que a EH Bildu–, acusarles de «colaboracionistas», pedirles autocrítica y tirar de ironía: «darles las gracias por la publicidad gratuita».
¿Por qué Iglesias y destacados miembros de Podemos entran a responder de forma vehemente a un grupo en principio minoritario y que ni tan siquiera quiere disputar espacio electoral con ellos? La expansión de GKS está entrando en caladeros en los que también pesca Podemos: sectores de extrema izquierda muy críticos con el sistema y con las instituciones. Sobre todo, entre los jóvenes. Y ya no solo en Euskadi, sino en otras comunidades. Madrid es un buen ejemplo. La respuesta de Iglesias llegaba, precisamente, días después de que el Movimiento Socialista organizase una manifestación con el lema «construir la alternativa» que reunió a varios miles de jóvenes en la capital de España.
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