Pedro Sánchez se apresuró ayer tarde a activar las hasta ahora lánguidas negociaciones con Unidas Podemos para formar un posible gobierno de coalición porque cuando ... vio el luminoso del Congreso comprobó que en la primera votación de su investidura, la segunda que afronta en su carrera política, solo logró sumar el voto solidario del partido cántabro de Revilla. Ninguna formación más del hemiciclo otorgó su confianza al líder socialista, enfrascado en ganar un relato confuso desde el mismo momento en que se puso a escenificar un pulso con Pablo Iglesias, que en esto de los golpes de efecto es todo un consumado prestidigitador. Sánchez, al finalizar la votación de ayer -obtuvo seis votos menos que en su fracasada investidura de 2016- vio las orejas al lobo y se asoma al precipicio de una estrepitosa derrota si no logra cerrar 'in extremis' un acuerdo con Unidas Podemos. Las prisas son malas consejeras para afrontar un delicado ensamblaje de relaciones políticas visiblemente deterioradas en los últimos meses. Para forjar la estructura de un Gobierno que garantice la suficiente estabilidad es necesario erradicar mucha bilis acumulada y para eso se necesita tiempo, que es lo que falta en estos momentos. No sería grave que si mañana las partes no cerrasen un acuerdo satisfactorio pudieran darse un 'tiempo muerto' para hilar un acuerdo con garantías que se pudiera votar en septiembre. Habría una especie de recuperación, aunque ese escenario entraña un innegable riesgo.
Sánchez tuvo ayer que bregar con los partidos minoritarios. Y salió tocado. El PNV, su hasta la fecha socio leal, repartió estopa a ambos lados de la mesa porque la partida televisada de ajedrez mantenida por Sánchez e Iglesias no ha gustado nada en Sabin Etxea. Su abstención podría cambiar en función de las negociaciones
El aspirante a presidente recibió otra abstención de EH Bildu. La coalición abertzale se despegó de ERC en la primera votación clave en el Congreso, que se decidieron al final por el 'no'. Sánchez, que dijo estar en las antípodas de EH Bildu y censuró su pasado, asumió su legitimidad como partido. Significativo. Aún hay partido.
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